LAGUNA DE VOCES
Frío.
Es diciembre. Termina el 2025. Y Nochebuena se asoma con la Navidad. Duran el tiempo suficiente, el necesario, porque resultaría un absurdo pretender que estas celebraciones se quedaran a lo largo de todo el año. Si algo le da sentido, es liberarnos de una rutina que parece sin sentido, pero lo adquiere al mirar que se empieza a cerrar un año y preparamos la esperanza de que el 2026 haya mejores oportunidades para todos.
Aunque, dicen los que saben, es muy posible que las cosas se pongan todavía peor en el planeta, en un enfermo mental que gobierna el país vecino del norte; en otro que ha decidido que no se va a ir nunca, y por eso escapa de su auto destierro, para imponer su voz, su historia, su realidad.
A veces pensamos qué tan malo es el presente, que el futuro no puede ser peor, que es imposible. Pero resulta que no lo es.
En algo nos reconfortan estos días, preparar una cena con la familia, acudir a reuniones, mirarnos con nuevos ojos.
Es necesario estar atentos a estos días, porque luego se van sin que nos demos cuenta, y sucede que, en estos tiempos, es decir, a estas alturas de nuestras propias existencias, es mejor jugarle al vivo, porque no habrá segundas oportunidades.
Tal vez uno decida no hacer nunca más propósitos, y cada quien estará en su derecho que con una lista de buenas intenciones no basta, porque lo mejor son por lo menos 200 de los 365 días del próximo año.
Será pues constancia.
Pero vayamos por partes.
No saltemos un solo día, y por principio de cuentas, ya es momento de asomarnos al 24 de diciembre para no errarle como acostumbramos, y con la sinceridad por delante, el primer escalón es que recuperemos lo mejor de esta fecha.
Será un día para volver a saludarnos con la vida, con lo que reste, sea mucha o poca.
Será deber celebrar el 24 de diciembre, y plantearnos que es momento de recuperar para siempre su raíz y razón de ser. Y sí, hablamos del Nazareno, el que siempre planteó que el amor es la única posibilidad de salvarnos.
Porque la vida y sus cosas seguirá.
La oportunidad de mirar un camino pleno, se entenderá a la perfección si abrimos la posibilidad de aceptar que era cierto, de que el único camino viable es convocarnos diariamente en pos de una felicidad que siempre será vital.
Frío.
Hace frío.
Mil gracias, hasta mañana.


