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Hidalgo
martes, diciembre 23, 2025

Feliz Nochebuena y Feliz Navidad

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LAGUNA DE VOCES

Casi siempre la noche del 24 de diciembre, cuando se es afortunado y tenemos la dicha de estar con la familia, nos preguntamos cómo la pasarán los que no tienen hogar, los que duermen en la calle, los que caminan sin rumbo porque un día los abandonó la razón o el contacto con una realidad que creemos única. También los que justo ese día fueron hospitalizados, o los que esperan sin esperanza que todo termine para dejar el sufrimiento sin sentido cuando no hay ninguna posibilidad de cura. Aquellos que efectivamente mueren en un día que vale más preguntarse por sus parientes, los que se quedan.

Es humano hacernos esa pregunta, si en términos concretos nos guardamos la compasión sincera por los que nada tienen, y se han acostumbrado a ver hacia el futuro sin ninguna luz que los guíe a parte alguna, como no sea a padecer más y más tristeza.

Con suerte, en algún momento de la corta existencia que nos ha sido otorgada, comprenderemos todo el misterio que guarda la vida, su injusta forma de proceder con algunos que, sabemos, simplemente se asomarán a la ventana de los que dedican buenos deseos a sus invitados, pero jamás serán llamados a la mesa, menos en estos tiempos que sospechamos de todo y todos.

Tal vez, digo solo tal vez, en ese justo instante en que todas las respuestas llegan de golpe, diremos que era tan sencillo entender, pero nunca quisimos hacerlo, o tal vez eso solo estaba reservado cuando decidimos aceptar el papel que se nos otorgó en esta vuelta del molino de la vida sin chistar, sino simple y sencillamente con un sí, está bien.

El asunto es que la noche de mañana me pido, le pido, que con la honestidad que nos otorga caminar por una vereda donde nos acompañan cada uno de los y las que un día desaparecieron, pero sabemos van con nosotros, pidamos porque sea realidad la idea de que más que un juego de un Dios olvidadizo y distraído, la vida es un milagro real que a veces puede parecernos absurdo y sin sentido, cuando medimos todo a partir del rasero simplista de nuestra mente, y que sea cual sea la circunstancia, esa sorpresa por la que es maravillosa, no se opaca, no se esfuma ni en las peores condiciones.

Cada cual ha tenido su fondo de dolor, y nadie en su sano juicio puede ponerse a comparar esa tragedia que a veces nos asalta. Cada cual también sabe el porqué sigue, con esperanza, con el sincero deseo de que lo que venga sea mejor, pero no solo para él, sino para todos los que alcance a nombrar y recordar.

Así pues, a usted que me lee, hoy le abrazo con el deseo de que mañana en la noche, la Nochebuena, pueda estar en comunión amorosa con su familia, con cada una de las personas que ama y lo aman. Y que, religioso o no, invoque el amor como posibilidad real y vital de renacer en la Navidad.

En serio, y de corazón: ¡Feliz Nochebuena y Feliz Navidad!

Mil gracias, nos leemos el próximo viernes.

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