RETRATOS HABLADOS
La patética acción de la dirigencia nacional del Revolucionario Institucional, encabezada por Alejandro Moreno, para reelegirse hasta el infinito, dio la razón, en automático, al ex gobernador de Hidalgo, hoy embajador de nuestro país en Noruega, Omar Fayad Meneses, de que simplemente no tenía nada qué hacer en un instituto político manejado con tintes autocráticos.
Señalado por el selecto grupo que tomó por asalto el Comité Directivo Estatal, como responsable de “entregar” a Morena la gubernatura, el tiempo ha dado la razón el ex mandatario hidalguense, quien simplemente dijo que ya no tenía nada qué hacer en un partido que se caracterizaba por las imposiciones a todos los niveles, y una incapacidad absoluta por buscar consensos.
Hoy mismo los ex gobernadores que se unieron a su entonces candidata al gobierno de Hidalgo, Carolina Viggiano Austria, para condenar a Fayad Meneses, descubren que, después de todo, no estaban alejados de la realidad, los señalamientos del ahora embajador en Noruega, y están a un tris de anunciar su salida del PRI, para ser también calificados como, “cínicos, lacayos y esquiroles”.
Si se confirma la salida de los ex mandatarios, Manuel Ángel Núñez Soto y Francisco Olvera Ruiz, prácticamente todos los ex titulares del Poder ejecutivo vivos, habrían dejado su partido de origen, toda vez que lo mismo ya hizo Miguel Ángel Osorio Chong.
Fayad Meneses supo hilar fino en este enfrenamiento que sostuvo con Alejandro Moreno, hasta su salida del tricolor, algunos dirán traición, pero era evidente que difícilmente podía acordar algo con un dirigente como “Alito”, hoy empecinado en quedarse hasta la eternidad como máxima autoridad del priísmo.
No descarte tampoco que, en breve, el embajador decida regresar a la política nacional, por mantener una buena relación con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum.
Porque lo que en un primer momento se vio como una traición, hoy se ve de manera diferente, ante las acciones de Alejandro Moreno y compañía, para apoderarse del PRI como una empresa de su propiedad. Vaya pues que empieza a escucharse la frase, “después de todo, Fayad no estaba tan equivocado”.
Mil gracias, hasta mañana.
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