Ayer por la tarde, una explosión de pirotecnia en una bodega ubicada en el barrio de Tlalnepantla alertó a la población de la demarcación quienes al escuchar las detonaciones acudieron al lugar, sin embargo, no hubo lesionados, y se trató de artefactos que se encontraban en el exterior de una vivienda presuntamente entregada por el gobierno, inmueble que no es utilizado como domicilio sino como bodega y para actividades relacionadas con la producción de pirotecnia.
Cabe destacar que en marzo, la explosión de un polvorín dejó a dos personas lesionadas en el barrio de Chalahuitzintla, mientras que el pasado 27 de marzo también un hecho similar ocurrió en una casa del barrio Tlalnepantla, en el municipio de Jaltocán, en Hidalgo, cobró la vida de Nicolás Guzmán, un hombre de 38 años.
Así mismo, en junio de este año, en un domicilio particular del barrio Toltitla, la explosión de otro polvorín dejó a cinco personas con quemaduras de segundo grado, hecho que ocurrió en la madrugada y que destruyó gran parte de la vivienda.
De igual forma es pertinente mencionar que la región huasteca tiene mucha tradición en la fabricación de pirotecnia, sin embargo, esta actividad no está regulada por completo, por lo que existen talleres clandestinos en los que además de la vida de las personas que se dedican a su fabricación se expone la de vecinos e incluso de la propia familia que habita la casa que en reiteradas ocasiones se ha convertido en un taller clandestino.


