12.4 C
Hidalgo
viernes, febrero 14, 2025

En realidad, nunca fue habitante de la realidad

Más Leídas

LAGUNA DE VOCES

Existe la creencia que la vida puede transcurrir tersamente hasta el día de nuestra muerte. Es decir que el único sobresalto antes de ese momento fatal, será cuando despertamos de un sueño profundo asustados porque estaba a punto de convertirse en realidad. La realidad tiene poco que ver con la construcción de ilusiones, que además las ilusiones son por eso ilusiones.

Nos convencemos de que lo mejor es andar sin sobresaltos, caminar al paso aun cuando pudiéramos hacerlo más rápido. Un ritmo que no rebase las expectativas que nos marcamos, o nos marcaron desde la infancia, incapaces de cambiar aunque sea por cuestiones de seguridad el camino que nos lleva a casa, a la oficina o a donde sea. Rara vez modificamos la ruta porque nos sentimos perdidos, y además que ni falta hace.

De tal modo que es posible que nunca nos demos cuenta que hemos repetido cada lunes, martes, miércoles y toda la semana sin darnos cuenta. Vaya que hasta en la ropa que nos ponemos, los gestos que hacemos, la mirada triste o alegre. Es normal no sorprendernos con esa capacidad para escondernos en días inexistentes, tardes de domingo muertas igual que nosotros.

Un día cualquiera el sueño es tan terrible que de pronto abrimos los ojos y estamos en la calle, en el automóvil, espantados porque desviamos el camino unos centímetros del que hemos recorrido durante décadas sin salirnos ni por equivocación. Llegamos al mismo lugar pero por otro rumbo, que nos sorprende porque una luz mercurial cambiada por led sirve, la banqueta fue pintada de amarillo, y fueron plantadas flores de color raro en el camellón.

Se respira diferente, pero una eterna nostalgia empieza a nacer de pronto en el alma, porque tarde o temprano sabemos que cambiar de ruta acabará por desviarnos para siempre del destino. Y con el destino no se juega.

Así que al descubrimiento repentino sucede el regreso a lo de antes, la resignación, la seguridad de que con tan poco camino que resta por recorrer es mejor así, más en paz la llegada a ese momento en que se deberá descansar también en paz.

Sin embargo, todos lo saben, quien se asomó con ojos curiosos o por consejos de la policía para no ser secuestrado, a las rutas que nunca eran utilizadas, sabe que tarde o temprano regresará a esa vocación de volver a mirar la vida.

Un día cualquiera el que había creado fama por recorrer en un tiempo exacto el camino a su destino, de pronto no aparece. Algunos lo achacan a que fue desaparecido, pero todos sabemos que simplemente se esfumó.

Teorías nuevas de la física aseguran que todos los destinos se cumplen al mismo tiempo en nuestra existencia. Que quien tomó una ruta diferente a casa está en algún lugar, o para ser más exactos, nunca fue habitante de la tierra de la realidad.

De ser cierto, es muy posible que ni usted ni yo pertenezcamos a este pedazo de vida sino a otro. Ese que por la misma razón de no existir en el que caminamos todos los días durante años y años, un día se hace extraño, ajeno.

Si una ocasión cualquiera despierta sobresaltado sin haberse dormido, tendrá la prueba exacta de que pronto volverá al destino que siempre fue el suyo, nada más que lo había olvidado.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx

@JavierEPeralta

Autor