OPINIÓN
Pasó como un vendaval sorpresivo, otros ni siquiera se dieron cuenta que hubo elecciones ayer. Dejaron los comicios un sabor insípido de democracia. Se cambió el Poder Judicial, un poder que es el contrapeso natural al Ejecutivo y que ahora bien a bien no se sabe cómo será su actuación.
Ciertamente fue una elección histórica porque fue la primera vez que se eligieron 881 cargos judiciales que para muchos fue la primera vez que escucharon mencionar. Fue importante porque se trata de los impartidores de justicia, quienes se encargarán de ahora en adelante de juzgar a criminales, a defraudadores, a quienes infringen la ley; y de su actuación dependerá la seguridad de millones de mexicanos.
No hubo conteo rápido ni resultados preliminares porque no hay recursos, según adelantó la presidenta del INE, Guadalupe Taddei. Los resultados se sabrán hasta el 10 de junio y el 15 de este mes concluirán totalmente las elecciones judiciales.
Hay que mencionarlo, las elecciones de ayer fueron de participación baja, hubo un marcado desinterés porque simplemente la gente no sabía bien a bien de qué se trataba, porque muy pocos sabían qué eran los magistrados de Disciplina Judicial, o de la Sala Superior del TEPJF. Cuando mucho se sabía de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Los actuales encargados de impartir justicia, jueces y magistrados, fueron acusados de corrupción; pero hay que mencionarlo, son profesionales preparados, con carrera judicial. Cómo podemos asegurar que quienes queden al frente de estos cargos no serán corruptos y por otra parte, si cuentan con la preparación suficiente para ejercer estos cargos.
Y en todo esto el contexto que vivimos es de violencia extrema, en que se requiere de cuerpos de seguridad eficientes y de impartidores de justicia honestos y preparados. Ningún mexicano en su sano juicio quiere o desea que le vaya mal a México. Todos aspiramos a un México seguro, con una justicia expedita y totalmente honesta.
Desde luego quisiéramos que esto ocurriera luego de las elecciones de ayer; y lo que no quisiéramos ver es que luego de estas elecciones históricas todo el poder se concentre en pocos; deseamos que subsista y se enriquezca la división de poderes, porque es la única forma de que todas las voces se manifiesten para crear una verdadera democracia.
En fin, queramos o no, las elecciones de ayer marcan un parteaguas en el México de este siglo y sabremos en poco tiempo si avanzamos o retrocedemos como pueblo, como país que busca la democracia.