EL PEQUEÑO TIMMY
La paradoja que plantean las cabalgatas de Día de Reyes en Hidalgo, ha generado mucho qué pensar en torno a la política que se desea implementar en Hidalgo y que busca adecuarse a la austeridad republicana que inició el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que ha tenido continuidad con el ahora mandato de Claudia Sheinbaum Pardo.
La paradoja que se plantea es en torno al uso de recursos públicos para espectáculos y entretenimiento de la gente en contraposición de las obras prioritarias que se requieren en cientos de colonias, todo esto puso en una encrucijada al gobierno estatal y a los encargados de la logística y de dar consejo al gobernador Julio Menchaca Salazar, ya que mientras el mandatario estatal busca a toda costa tener una directriz apegada a los principios de la Cuarta Transformación, el actuar de algunos perfiles de su gobierno no ayuda en absoluto.
Es obvio que la gente, el pueblo de a pie, el mismo que no pudo entrar al informe de gobierno, por ejemplo, se cuestiona en cuánto sale un evento de tal magnitud en contraposición con una cabalgata que disfrutan y genera mayor interés en la población, en especial de niños y adolescentes, pero también los eventos como este tienen una derrama económica que por muy económica que sea no dejan de ser recursos que bien podrían invertirse en alguna colonia alejada de las cabeceras municipales donde se realizarán las cabalgatas.
De igual forma, apostar por este tipo de situaciones, recuerda una vez más al régimen del PRI con su máxima romana “pan y circo al pueblo”; pan corriente pero a precios exorbitantes y circo que se facturaba por lo menos al doble del costo real, o eso es lo que las autoridades actuales han querido dar a entender ante la negativa de querer hacer las cabalgatas durante el primer gobierno Morenista, situación que fue revertida porque al final, “la gente pidió” que se continuara con el espectáculo para cientos de familias hidalguenses.
Entonces, por una parte está el discurso de “no seremos más de lo mismo”, pero por otra parte, en la realidad quedan rebasados ante la exigencia de un pueblo que pide “más de lo mismo”, y es que realmente esa paradoja que se ve así en gobierno no es más que un amasijo de irrealidad, ya que si en verdad se mantuviera auditado el gasto público seguramente los alcaldes de los 84 municipios tendrían dineros que han sobrado y que en el municipio faltan.
Si se auditaran las cuentas, no saldría lo referente a las Becas por la Transformación, y quizá tampoco lo de algunos insumos del campo entregados por la secretaría correspondiente, es más, si se auditaran algunos de los precios de los insumos se vería que no son correspondientes al mercado, y todo eso para nada aporta a una austeridad republicana. Por lo que una cabalgata para el disfrute de cientos de familias pagada con el erario público es un gasto menor, no hay paradoja, todo se puede cuando se quiere, incluso si hubiera intención y vocación por el servicio alcanzaría para más. Pero lamentablemente son varios los perfiles que siguen sobrando en la administración pública actual. Y nuevamente invoco las palabras de su máximo líder, “la historia los juzgará” tarde o temprano, aquí en Hidalgo esperamos que sea lo más pronto posible.