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El ocaso de los Dioses

Javier Peralta
4 Min de Lectura

RETRATOS HABLADOS

Para no pocos, descubrir que, y estamos en el segundo día del mes de agosto, preocupa, a veces hasta espanta, porque el tiempo reúne la característica única, de que nunca se detiene, y aun cuando no tiene un rumbo, ni destino fijo, sabe que debe hacer todo por llegar, aunque sabe también que eso nunca sucederá.

Si a nosotros nos angustia arrancar el segundo mes del último semestre del 2024, imagínese por las que pasará un presidente como Andrés López Obrador, sin duda el más poderoso de los últimos tiempos en México, y quien no le ha fallado una sola de sus estrategias para prolongar su presencia, su memoria, porque está seguro que su inclusión en la historia, es simplemente algo que ya sucedió.

Luis Spota, el siempre despreciado escritor por los intelectuales pandilleros de su época, escribió una de las novelas más importantes en el intento de entender a los políticos mexicanos, lo que quiere decir que logró dibujar lo que es la política en todo el mundo, porque el poder, alcanzarlo y querer quedarse con éste para siempre, es una apuesta común y constante.

Ha habido ex presidentes mexicanos que simplemente cumplieron su encomienda, que brillaron por su grisura, de tal modo que nunca tuvieron en mente habilitar la reelección.

Solo los que han tenido un poder mayúsculo, saben que, pese a principios, a compromisos morales que asumieron en su primer año de gestiones, acabarán por creer que sí, que efectivamente nada marchará sin su presencia. Y por eso juegan a imponer a su sucesor, a querer convertirlo en marioneta fiel a sus designios. Juegan a todo, pero saben de su destino infausto, que es el retiro y luego el olvido.

Pero sufrieron ese primer día. Ahora será justamente el dos de octubre cuando despierte, sepa que ya no habrá prisa para la reunión de seguridad, y luego saltar a su púlpito de La mañanera, desde donde dictaba la tendencia informativa, y de paso sembraba su visión particular, ya no del país, ya no del mundo, sino de la vida.

Eso dejará de existir, porque será otra la que mande, y por muy sincera que haya sido en sus dichos, en el sentido de que casi casi lo tendrá como Padre Espiritual, el que se va sabe que sí, que efectivamente ya se va, y que tarde o temprano, la que antes simplemente asentía a todo, lo dejara de hacer, prácticamente sin que ninguno de los dos se dé cuenta.

Pero el primer día, en lo personal para el que ve como se le esfuma el poder, implica que simplemente encuentre que, después del poder, ya no queda nada, absolutamente nada, como no sea decir adiós para siempre.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx

@JavierEPeralta

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