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miércoles, septiembre 17, 2025

El nuevo Sistema Operativo IOS 26.0

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RETRATOS HABLADOS

Llegará el tiempo en que todos los seres humanos esperarán impacientes por la liberación de actualizaciones a sus sistemas operativos, con mejoras en la seguridad, y novedosas formas de mirar el mundo, el universo y, tal vez, a ellos mismos. Sería una mentira incluir a todos los que en estos momentos ya rondan los 70 años, los 65 con todo y pensión del Bienestar, incluso hay que descartar a los de 60 y uno que otro de 50.

Pero año con año, una vez que suceda la verdadera “revolución de las conciencias”, que acabe por transformar, aquí sí, a las personas en organismos mitad humanos, mitad cibernéticos, la gran expectativa mundial serán las actualizaciones que llegarán para gozo y dicha de los usuarios.

Habrá quienes decidan quedarse con su versión anticuada, esa que se conforma con lo que tiene ante sus ojos, y no agregar, como ahora sucede con el IOS 26.0 de los iphones, la ilusión de que un vidrio se antepone al paisaje, al cielo, a la persona que está a nuestro lado.

Usted estará en absoluta libertad de quedarse como está, pero eso lo hará ajeno a la modernidad, a la actualidad de las actualizaciones que perseguimos con tanta obsesión; y si algo lastima a la dignidad humana, dirán los mercadólogos de la telefonía, es quedarse atrás, rezagado, atrasado, viejo, obsoleto.

En esos tiempos por venir, cuando tal vez incluso sin necesidad de ser medio robots, y por lo tanto medio humanos, sino con una simple implantación en algún hemisferio cerebral, de un chip de chips, una inmensa mayoría sume su existencia a la ola del aprendizaje ultra rápido de todo, absolutamente todo, y, por lo tanto, todo tendrá que ver con las actualizaciones. 

Y seguro seremos felices, porque nada más entrañable para el alma, que para entonces dejará de serlo, que responsabilizar a otro ente de nuestras decisiones. Si hay errores, protestaremos para que aparezca la versión IOS 61.1 con los parches de seguridad, que entre otras cosas podrían hacernos ver con claridad, que el poder lo ejercen mejor los sin alma, los desalmados. Algo similar a lo que hoy ocurre, pero sin necesidad de que seamos remedos de autómatas.

Pero sucederá lo que anticipó Asimov desde su Multivac: hartos de no poder aprender algo por nuestra cuenta, de que todo salga bien sin nuestra participación, de que una mañana despertemos con el dominio absoluto del francés, y otro del chino, y así hasta el infinito, acabemos por descubrir que, después de todo, no aprendimos nada, literal: nada de nada.

Y luego entonces, si alguna de esas actualizaciones no tomó el mando absoluto de nuestras decisiones, tomemos la determinación de asumir la responsabilidad de la existencia, y terminar por adelantado con lo que se anticipaba un camino largo, larguísimo y pleno del dolor de no ser ya uno mismo.

Dirán que siempre ha sido así, que por todo eso que carga el ser humano de lúgubre desencanto, siempre ha cedido su capacidad de decidir a otro sin necesidad alguna de modernidad, y que ni falta hace entrar a esos menesteres de la cibernética.

Pero le aclaro que ni usted, ni yo, ni muchos contemporáneos llegaremos a esas épocas. Que el asunto lo enfrentarán nuestros nietos, algunos de nuestros hijos, los más jovencitos, y que ellos, sin duda, perseguirán con desesperación no perder SUS ACTUALIZACIONES. 

A ellos debemos contar de nuestras penas, no prohibir se apunten a esas novedosas novedades, porque prohibir genera atracción.

Solo decirles que fuimos lo que fuimos, es decir apáticos, plenos de mansedumbre ante el poder, porque así lo decidimos con los más primitivos aparatos de control; pero que tal vez, ellos, no tendrán siquiera oportunidad de saberse en ese estado catatónico elevado a la cuarta potencia, al aceptar sistemas operativos para humanos.

Y no les miento, porque así pasará.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx

X: @JavierEPeralta

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