RETRATOS HABLADOS
Cualquiera que hubiera sido el resultado de los pasados comicios electorales, no pocos habitantes del país tuvieron y tienen la idea de que traería cambios radicales para beneficio de toda la ciudadanía, para que empezara el crecimiento económico, siempre esperado, que nos convertiría en potencia mundial.
Le damos una importancia exagerada a las elecciones, porque las rodeamos de ideas fantásticas, que son eso, fantasía, porque la realidad es otra, necia y poco agradecida con los que sueñan.
Si Xóchitl hubiera resultado triunfadora, para estas alturas estaría desatada una campaña que anunciara venganzas en contra del presidente y todos sus seguidores, además de que, con toda seguridad, ya habría empezado un proceso tortuoso de denuncias, de avenidas bloqueadas a lo largo y ancho del país. Vaya pues, estaríamos en un momento crítico.
Pero ganó Claudia, y el hecho sustancial es que más allá de tener espacio para poder observar el carácter, el estilo personal que tendrá de gobernar, una y otra vez se cruza en la fiesta de su triunfo, el invitado que ya se comió todo el pastel, y hasta los gorros y silbatos se llevó.
No ha habido momento para ver de cerca, con sincero interés, el proceder de una mujer preparada sí, pero que llega con todo un mar de exigencias de quien está seguro, no solo la hizo profesional de la política, sino de plano futura jefa de la Nación.
Y así, todo lo que de alguna manera el ciudadano ya había construido alrededor de su triunfo, simplemente no se puede ver, porque quien se va no lo permite, no le deja instante alguno para ella, la que triunfó, la que deberá ser, tarde o temprano, la que tome todas y cada una de las decisiones.
Pero el rito mágico en que de la noche a la mañana toman las riendas del país, no es real, es falso, es una construcción de la inclinación de los mexicanos para otorgar poderes mágicos a todos.
Ese rito deberá esperar, lo sabemos, deberá tener tiempo para desembocar en realidades, en que Claudia, la presidenta, logre cruzar el largo y sinuoso camino rumbo al poder real.
Mil gracias, hasta mañana.
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