OPINIÓN
Gran parte de las palmeras que se colocaron a lo largo de la Supervía Colosio están secas, las mismas que formaron parte del proyecto impulsado por el entonces gobernador Omar Fayad Meneses, el mismo que se comprometió a revisar el tema del Tuzobús y despilfarró dinero para una base más en la Central de Autobuses donde sólo pasa una ruta que abona mucho al tŕafico en la zona.
El gobierno de Omar Fayad se caracterizó por pretender ser algo nuevo, con líneas políticas similares a las Morenistas, el ex gobernador buscó transformar a Hidalgo y aunque no se pueden negar los aciertos que en su momento tuvo, ahora sólo se le recuerda por las obras mal hechas, como el reencarpetamiento del Bulevar Minero, mismo que ahora es rehabilitado porque los materiales colocados en su momento fueron corrientes e inservibles para la posteridad.
También se le recuerda por el famoso puente atirantado en la capital hidalguense, el mismo que quedó inconcluso ya que el plan que se tenía de uso en la parte baja nunca se realizó, de hecho jamás se logró concretar la idea y abajo de este la huella del gobierno de Omar Fayad se muestra como una obra negra, sin chiste ni beneficio, que empeoró el tránsito vehicular cuando al inicio, el argumento para su construcción fue todo lo contrario.
El gobierno que pretendió borrar toda magna obra de sus antecesores ocupó materiales tan corrientes que hasta los logotipos del gobierno han quedado reducidos, las lámparas que prometían un alumbrado público de primera con el uso de fotoceldas, también fueron desechables, y ni se diga de las luces colocadas a lo largo de la Supervía Colosio que hacían parecer a esta vialidad una pista de videojuego, también han quedado reducidas a luces parpadeantes.
El sueño de estar por encima de las obras de Osorio Chong o de reducir al mínimo el recuerdo de Paco Olvera, quedó en un sueño guajiro de un ex gobernador estrafalario que, de haber sido por quién sabe qué, logró irse como embajador a Noruega en lugar de responder por todos los crímenes cometidos por hombres y mujeres de su confianza durante su administración.
Hoy las obras realizadas por Osorio Chong aún son recordadas por diversas generaciones de hidalguenses, en Pachuca los primeros puentes vehiculares que en tiempos de lluvia deben ser custodiados por patrullas para evitar accidentes no son la excepción; el Tuzobús de Paco Olvera sigue siendo la peor obra que han recibido los capitalinos en materia de despilfarro constante de recursos, ya que nunca ha logrado la operatividad y el traslado del número de pasajeros que proyectó en un inicio.
Mientras que el puente atirantado, es por excelencia el monumento a la corrupción, el capricho de un gobernante que no pudo ver más allá que los posibles aplausos de la gente que ahora repudia esa obra. Un gobierno desechable pero más desechable que otros por el simple hecho de no haber hecho bien lo que hizo. Si el gobierno de Omar Fayad hubiera utilizado materiales de calidad en sus obras, en sus logos, en sus postes, en cada uno de los insumos que entregó, quizá hubiera logrado pasar a la historia como el priista más morenista, pero le ganó la ambición y con ello el descuido de todo aquello que sabiendo o no, hicieron sus colaboradores. Al final, como dijo López Obrador, la historia ha comenzado su juicio y lamentablemente no le va mejor que a otros.