La fe es inherente a la historia del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, más conocido como San Lorenzo, la entidad fundada en 1908 por un cura y cuyo hincha más conocido es el papa Francisco; cuando ese ingrediente se alió con el fútbol, «el grande que faltaba» ganó la Copa Libertadores 2014.
Independiente, en siete ocasiones; Boca Juniors, seis; Estudiantes de La Plata, cuatro; River Plate, dos (las de 2015 y 2018 aún no estaban); Racing, Argentinos Juniors y Vélez Sarsfield, una. Esos siete equipos argentinos ya sabían lo que era conquistar el mayor trofeo de clubes del continente. San Lorenzo seguía rezando.
Para los maledicentes del balompié argentino, sus siglas (S.L.) significaban «Sin Libertadores».
Pero el 13 de agosto de 2014 cambió la historia.
«San Lorenzo merecía ganar la Copa Libertadores por su historia, por lo que representa para el fútbol argentino, para el fútbol sudamericano. San Lorenzo tiene una historia muy importante», le detalla a la Agencia EFE Matías Lammens, presidente de la entidad en aquel momento (2012-2019).
Inolvidable, por ejemplo, para la historia del club fue su gira de 1946 y 1947 -que incluyó varias ciudades españolas y Lisboa, en Portugal-, pues supuso una gran revolución para aficionados y prensa, especialmente en España, donde se convirtió en el primer equipo extranjero que cruzaba sus fronteras tras la Guerra Civil (1936-1939).
En opinión del que fuera ministro de Turismo y Deportes entre 2019 y 2023, el hito de la Libertadores se dio en «un momento extraordinario» por lo institucional pero, sobre todo, por su plantel «en términos de calidad humana».
«Uno puede tener los mejores jugadores, pero el fútbol no es matemática; las cosas no suceden como uno creía que iba a suceder. Aquí se dio una coincidencia extraordinaria con el cuerpo técnico, con los jugadores, con la dirigencia, con la gente… Había una comunión absoluta», señala Lammens, quien reitera que «uno de los atributos por los que se siente orgulloso» es la afición azulgrana.
En una época en que la Conmebol aún no jugaba sus torneos a final única, San Lorenzo ganó el título en casa, pues la final contra el Nacional paraguayo se jugó con la ida en Asunción y la vuelta en Buenos Aires: tras el 1-1 firmado en el Estadio Defensores del Chaco, el Pedro Bidegain fue el escenario perfecto para completar la mística.
Un gol de penalti del paraguayo Néstor Ortigoza -precisamente el hombre que acaba de dejar la secretaría técnica del club, que no atraviesa por su mejor momento deportivo e institucional- hizo estallar de júbilo a los 43.900 espectadores que llenaron el ‘Nuevo Gasómetro’ -y que hubiera albergado 200.000 de haber sido posible, comenta el expresidente-.
Culminaba así un torneo en el que el ‘Ciclón’ sufrió hasta el último minuto del último encuentro de la fase de grupos para clasificarse, al imponerse al Botafogo brasileño (3-0), después de haberse complicado la vida en Ecuador al empatar 1-1 con el Independiente del Valle en un grupo que completaba el chileno Unión Española.
Gremio, en octavos de final; Cruzeiro, en cuartos; y Bolívar, en semifinales, fueron las víctimas que el conjunto azulgrana fue dejando por el camino a la Gloria Eterna.
Un equipo comandado desde la portería por Sebastián Torrico; con Juan Ignacio Mercier, el propio Ortigoza, Ignacio Piatti o su actual técnico, Leandro Romagnoli, en el centro del campo; el hoy delantero del Atlético de Madrid Ángel Correa; y, sobre todo, con Edgardo Bauza como líder desde el banquillo.
El video institucional que San Lorenzo difundió este martes por la efeméride pone el acento en la figura del ‘Patón’ y varias frases emblemáticas, como «El que quiera ver el fútbol en serio le va a gustar San Lorenzo» y, especialmente, tras firmar el título: «Había que ganarla y la ganamos».
Ese sentimiento, el de «ya tocaba», es el que se respiró la noche del 13 de agosto de 2014 en el ‘Nuevo Gasómetro’. Como recuerda Lammens, «la gente no gritaba mucho, la gente lloraba, no era un bullicio, la gente muy emocionada, acordándose de su papá, de su abuelo, de quién lo hizo de San Lorenzo (…). Había tanta emoción contenida, tantos años de frustraciones…».
El club atraviesa por un momento de crisis institucional y malos resultados deportivos -hasta el punto de que el propio Romagnoli casi deja el banquillo días atrás-; pero lo que es seguro es que ningún aficionado azulgrana olvidará esta fecha, en la que, como resumió el narrador durante la transmisión, «el grande que faltaba en la Argentina» ganó la Libertadores 2014.