RETRATOS HABLADOS
Convertido el ejercicio de la política mundial en un show de proporciones inimaginables, luego del arribo de Trump al poder en el país del norte, uno se pregunta si este proceso de frivolización nos llevará a alguna parte, o es simplemente el paso previo a la caída de un imperio que se antojaba eterno. Paso previo que presentará una especie de resurgimiento absoluto para después caer de manera estrepitosa.
Roma y sus últimos emperadores son el ejemplo claro de estos sucesos, con personajes delirantes como Nerón, que fundamentaron su aparente triunfo en la localización de un enemigo inventado al que culparon de todos sus males (los cristianos), después de lo que desataron una persecusión criminal que los llevaba a ser cruficiados, sacrificados en el Circo Romano o muertos en la hoguera.
Ahora son los migrantes, especialmente los mexicanos, responsables de todos los males en los Estados Unidos de Norteamerica, y en una sociedad ya enferma y dependiente de las drogas, nada mejor que desatar la furia contra un alguien concreto que son los otros, los que dese ahora son los extraños, los fantasmas que han dado vida a las pesadillas de los que claman venganza por ese hecho.
Pero vendrá la caída, porque la historia no se equivoca, un imperio siempre termina por irse de boca después de que cumple su ciclo, y quien apura ese desenlace es el que siempre jura y perjura que con él empezará la bonanza, el reinicio de los mejores tiempos.
Gobernar implica sentido común, pero también una profunda capacidad para hacerse ajeno a la enfermedad del poder, que regularmente se traduce en estupidez a un grado mayúsculo. Lo que hoy vemos es a un personaje enfermo de origen, primero por el poder del dinero, ahora rematado por el político.
Sin embargo, y por lo mientras, en esos pasos arrogantes y soberbios que da el imperio del norte, con la idea de que recupera su fortaleza, sus vecinos padecerán al Frankestein que cree en la destrucción como el camino para la construcción. Y no es así, vaya que no es así.
El hoy hombre poderoso que firma y firma órdenes ejecutivas, será víctima de su propia vanidad y arrogancia. Y la caída no será solo de él, sino del imperio moribundo que caminaba sin remedio a su fin.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
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