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sábado, noviembre 15, 2025

El eterno femenino de Rosario Castellanos.

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CONTORNOS LITERARIOS

Título del libro: El eterno femenino

Autor o autora: Rosario Castellanos 

Editorial:Fondo de Cultura Económica

Año: 1975-2024

“Lupita II: ¿Y si yo entrara en la Universidad?

Lupita: ¿Estás loca? ¿A ese nido de comunistas?

Lupita II ¿Qué tiene de malo ser comunista?

Lupita: ¡Qué te vas al infierno!

Lupita II: ¿Y si no hay infierno?

Lupita: ¿Te atreves a dudarlo después de lo que pasa?

Perico: Entre el infierno y la vida doméstica no hay más que una diferencia de grado. Pero el grado puede ser sobre cero. Todo depende. El optimista ve el vaso medio lleno; el pesimista lo ve medio vacío.

Lupita: De todos modos, yo no te voy a dejar ir.

Lupita II: ¿Al infierno? ¡Si ya estoy en él!

Lupita: A la Universidad. ¡Sobre mi cadáver!

Perico: No le des ideas.

Lupita II: ¿Se puede saber por qué?

Lupita: Porque no vas a ser distinta de lo que fui yo. Como yo no fui distinta de mi madre. Ni mi madre distinta de mi abuela.

Perico: Esta Lupita es una maniática de la inmutabilidad. Personas, tiempos, modos. Si por ella fuera no habría historia. ‘Ah, Zenón, cruel Zenón, Zenón de Elea’.

Lupita: Y si no me obedeces por las buenas, le diré a tu hermano que te vigile para que no salgas.

Lupita II: ¿Y si de todos modos salgo?

Lupita: Le voy a pedir a tu papá que intervenga. Y ellos me apoyarán para que tú te portes como debe ser.

Lupita II: Soy una persona…

Lupita: Ni más ni mejor de lo que yo fui.

Lupita II: Tengo derecho a…

Lupita: Ni más inteligente.

Lupita II: Quiero vivir mi vida.

Lupita: Ni más libre.

Lupita II: ¡Quiero ser feliz!

Lupita: Ni más feliz.

Esta es una de las escenas que Lupita ve en una de las varias pesadillas inducidas por un dispositivo electrónico que le colocan en la secadora del salón de belleza donde acude a peinarse para su boda. 

Ella es la primera clienta con quien –sin su conocimiento– prueban el aparato productor de sueños que, según el agente de ventas, contiene un catálogo completo de variantes, tales como que las clientas sueñen que son la mujer más bonita del mundo; que todos los hombres se enamoran de ellas; que son envidiadas por todas mujeres; que consiguen una trabajadora doméstica eficiente y que cobra poco; que sus hijos sacan diez de promedio en la escuela; que cobran un gran seguro de vida, entre muchos otros. El vendedor le aclara a la dueña que se trata de que la clienta se divierta mientras su cabello se seca, además de conjurar un peligro: “que las mujeres, sin darse cuenta, se pusieran a pensar”.

Lupita, sin embargo, en lugar de tener sueños gratificantes experimentará pesadillas; la primera con la opción que le coloca una de las peinadoras: qué le depara su porvenir. Así, se ve a partir de su luna de miel, cuestionada por el marido si es “su primera vez”; esto es, si realmente llegó “pura” al matrimonio; luego, cuando su madre la visita y le dice que una mujer casada, que es decente, debe mostrarse o fingir ser infeliz porque su inocencia ha sido mancillada por el marido, y que con el embarazo debe actuar malestares y cambiar su aspecto de fragante a enfermo.

Después se ve madre de un niño y una niña y, en esa misma etapa, descubre la infidelidad de su marido por lo que decide ser autoviuda (“Mis hijos llorarán un padre muerto, pero no maldecirán un padre traidor”). Luego se mira con más edad, obesa y desaliñada con una apariencia típica de una mujer dedicada al hogar, que es cuando su hija le cuestiona lo aburrido que significa “ser decente” y le expresa su rechazo a casarse y su deseo de cambiar las cosas, como ingresar a la universidad. Posteriormente se ve anciana, ganando un concurso. El animador, que irrumpe en su casa, le confiesa que su triunfo fue mediante una rifa. Así, al tiempo que un joven le recita, como reconocimiento, los versos del “Brindis del bohemio” y escucha la confesión del animador, comienza a ver cómo se descargan sobre ella licuadoras, lavadoras, estufas y pasteles hasta formar una pirámide que la sepulta y, encima, se coloca un pastel con una velita. Sintiendo que se asfixia comienza a pedir auxilio y se despierta.

Exaltada y asustada por la pesadilla, todas las que se encuentran en el salón de belleza acuden a calmarla; aprovechando el bullicio, la dueña ordena a la peinadora que le quite el dispositivo que le colocó en la secadora. Esta finge obedecerla y aprovechando una distracción de la dueña sólo mueve el botón para que produzca otros sueños. En el siguiente, Lupita, vencida nuevamente por el sueño, se ve en una feria en donde se detiene frente a una carpa que ofrece como espectáculo: “la Mujer que se volvió serpiente por desobediente”; se trata de una versión de Eva desafiando a Adán…

Con una peculiar ironía, sarcasmo y humor, Rosario Castellanos (1925-1974) muestra distintas problemáticas de las mujeres en un mundo controlado por los hombres con la complicidad, incluso, de ellas. En esta obra, escrita para teatro, la novelista incorpora otras voces más como las de sor Juana Inés de la Cruz, Josefa Ortiz de Domínguez, Rosario de la Peña, la Adelita y Carlota, recreando y, a la vez, desafiando el llamado eterno femenino. A 50 años de su publicación por el Fondo de Cultura Económica, en esta obra podemos observar situaciones similares en la actualidad.

Rosa María González Victoria 

Doctora en Ciencias Sociales, con la especialización en Comunicación y Política, por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Especialista en Estudios de Género por El Colegio de México. Profesora-investigadora de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Imparte clases en la Licenciatura en Comunicación y seminarios en los posgrados de Ciencias Sociales, Ciencias de la Educación   (Maestría y Doctorado) y del Doctorado de Políticas Públicas. Investigadora Nacional, Nivel 1.

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