El Ejército de Israel rescató este martes al rehén Kaid Farhan al Qadi, un beduino de 52 años, en el sur de la Franja de Gaza, donde permanecía secuestrado por el grupo islamista Hamás desde el ataque del 7 de octubre del año pasado.
«Su estado de salud es estable y está siendo trasladado al hospital para hacerle más pruebas médicas», indica un comunicado del Ejército, que ya ha informado a su familia del rescate.
La «compleja operación», según las fuerzas armadas, se llevó a cabo de la mano de la agencia de inteligencia interior de Israel, el Shin Bet, y permitió sacar a Al Qadi tras 326 días de cautiverio en la Franja.
El principal portavoz del Ejército, Daniel Hagari, dijo que comandos israelíes rescataron a Al Qadi en un túnel siguiendo informes de inteligencia precisos, pero que no podía ofrecer muchos detalles por la seguridad de los rehenes y soldados que siguen en el enclave palestino.
Un alto oficial militar afirmó que «las tropas operaron en un complejo sistema subterráneo donde se sospechaba que había rehenes, además de terroristas y explosivos», y que los soldados encontraron a Al Qadi «cuando estaba solo».
Según fuentes palestinas, el hombre fue rescatado en la localidad de Rafah, en el sur de Gaza, donde las fuerzas israelíes operan sobre el terreno desde principios de mayo.
El medio israelí Haaretz asegura que el hombre logró escapar de su cautiverio en uno de los túneles de Hamás antes de ser rescatado por los soldados.
Israel y Hamás lograron una tregua de una semana a finales de noviembre que incluyó la liberación de 105 rehenes a cambio de 240 palestinos presos en cárceles israelíes.
De los 251 secuestrados el 7 de octubre, quedan en el enclave 104 cautivos -34 confirmados muertos-, mientras que hay otros cuatro rehenes desde hace años, de ellos dos soldados muertos.
El ministro de Defensa, Yoav Gallant, celebró el rescate de Al Qadi al asegurar que «forma parte de las actividades audaces y valientes de las Fuerzas de Defensa de Israel» en Gaza y recalcó su compromiso en «aprovechar todas las oportunidades para devolver a los rehenes a sus hogares».
El presidente israelí, Isaac Herzog, felicitó a las fuerzas israelíes por el rescate del musulmán y volvió a condenar el ataque de Hamás que desató la guerra y en el que sus milicianos se infiltraron en Israel «para secuestrar, asesinar y violar indiscriminadamente, sin distinción de raza o religión».
En tanto, el ministro de Exteriores, Israel Katz, abogó por la liberación de todos los rehenes, «tanto vivos como los que ya no están con nosotros».
Al Qadi fue secuestrado en el kibutz -comunidad agraria- de Magen, a unos cinco kilómetros de la frontera con Gaza, cuando estaba trabajando en una fábrica de embalaje.
«Estamos haciendo todo lo posible para salvar a todos los secuestrados», dijo en un comunicado el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevi.
El Foro de las Familias de los Rehenes, la principal plataforma que representa a los familiares de los secuestrados el 7 de octubre, celebró el rescate, pero dejó claro que el resto de rehenes que todavía quedan en Gaza necesitan un acuerdo de alto el fuego para poder salir.
«Pedimos urgentemente a la comunidad internacional mantener la presión sobre Hamás para aceptar la propuesta de acuerdo», dijo el grupo.
En su ataque del 7 de octubre contra Israel, Hamás lanzó unos 3.000 cohetes hacia territorio israelí e infiltró a unos mil milicianos que mataron a unas 1.200 personas y secuestraron a otras 251 en las poblaciones cercanas a la Franja de Gaza
El ataque dejó en total 19 beduinos muertos y seis secuestrados.
Entre los beduinos que perdieron la vida, doce murieron a manos de los milicianos y otros siete -entre ellos seis niños- perecieron cuando los cohetes impactaron en sus comunidades Al Bat y Arara, en el desierto del sur de Israel.
Al Bat, al igual que otras 36 comunidades beduinas no reconocidas por Israel -donde viven unas 80.000 personas-, no existe en el mapa oficial y por ende no cuenta con la protección del sistema de defensa antiaéreo que sí protege al resto de las poblaciones del país.
Israel busca que los más de 300.0000 beduinos -árabes musulmanes seminómadas- que viven en su territorio desde hace cientos de años, mucho antes del establecimiento del Estado en 1948, renuncien a su estilo de vida agrícola para habitar reducidas y empobrecidas zonas urbanas que les ha concedido. Unos 192.000 beduinos ya lo hicieron.