El Borussia Dortmund, próximo rival del Real Madrid en Liga de Campeones, cambia su filosofía. De vendedor a comprador. 107 millones de euros invertidos en verano y 33.6 de ingresos, 27 de ellos por la venta de Niclas Füllkrug al West Ham. El gran objetivo, volver a competir para ganar la Bundesliga.
El pasado primero de junio marcó un punto de inflexión en la dirigencia de la entidad ‘borusser’. La derrota ante el propio equipo merengue en la final de la máxima competición continental en Wembley destapó la caja de los truenos. Salieron a la luz las tensiones que se vivían en el vestuario, con el enfrentamiento entre el técnico Edin Terzic y el veterano Mats Hummels, como ejes de la contienda.
Ambos, junto con el histórico Marco Reus, abandonaron la institución y para reflotar a una escuadra con un pobre desempeño durante la temporada -finalizaron quintos en Bundesliga y únicamente accedieron a la siguiente edición de la ‘Champions’ por el coeficiente de los equipos alemanes en Europa-, recurrieron a una fórmula tan vieja en el fútbol como inédita en el Borussia: tirar de la chequera.
