La tradición y la iconografía budista son las protagonistas de una nueva exposición del Museo Metropolitano de Nueva York (Met) que hace un recorrido por la imaginería del arte devoto originario del Himalaya y datado de entre los siglos XI y XX, que aspiraba a salir de los monasterios y llegar a las clases populares.
‘Mandalas: El arte budista del Tíbet’, que podrá verse en el museo desde el 19 de septiembre hasta el 12 de enero del próximo año, se divide en cinco galerías con más de 100 piezas que abordan aspectos significativos de la producción artística tibetana como los maestros que interpretaron textos esotéricos o la representación de diferentes deidades de esta religión.
El espectador comienza el recorrido con un conjunto de accesorios de gran tamaño que desde el siglo XVII hasta principios del siglo XX se ofrecían a las divinidades en los rituales, como alargados pendientes, diademas o brazaletes, todos bañados en oro y adornados con detalles azules, naranjas y rojos.
Según el curador Kurt Behrendt, conservador asociado de arte del sur de Asia del museo, en su momento estas obras «debían de lucir muy distintas», pues para elaborarlas se usaron pigmentos minerales que se han acabado oxidando con el paso del tiempo.