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martes, febrero 11, 2025

El 25% de Trump, y las mentadas de madre

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Desde hace algunos años, le hemos mencionado a usted, lector, lectora, que todo puede ocurrir en la política nacional y mundial. Será mejor prepararse siempre para lo peor, porque no hay lógica de ningún tipo en esos menesteres, y mucho menos una visión humana, un uso del poder en beneficio del ser humano.
No es así, tal vez incluso nunca o muy pocas veces lo ha sido.
Cuando muchos pensaron que el Poder Judicial en México, no desembocaría, bajo ninguna circunstancia, en un proceso de destrucción con tómbola y sorteo incluido, sucedió.
Cuando nos burlábamos por la nominación de un personaje siniestro y patético como Donald Trump para repetir en la presidencia de Estados Unidos de Norteamérica, sucedió.
Y es por ello que no debe sorprendernos que el hoy jefe de la nación gringa, haya iniciado una deportación masiva de mexicanos que laboran en ese país, y mucho menos que haya cumplido con la imposición de impuestos del 25 por ciento a productos importados de México.
Le explico. Si usted vendía un juego de sábanas a 500 pesos a comercios del vecino país, ahora tendrá que pagar por arancel o impuesto del 25%. Y aunque el comprador final pague los 500 pesos, el gobierno estadunidense le cobrará 125 pesos por este gravamen tipo represalia.
El hecho, sin embargo, es que con todo y que aquí el pueblo, dicen, es el que manda en nuestro país, la cruda realidad es que poco o nada se puede hace ante esta acción, y entrar en una guerra arancelaria, colocaría al país en una situación crítica.
Se trata de la acción de un mandatario que busca reinstalar el carácter de imperio a su nación, pero fundamentalmente asegurar el visto bueno de quienes lo llevaron al poder, y que simpatizan de manera absoluta con una visión fascista del mundo, en la que ya tienen a nuestro país fundamentalmente, como responsable de su caída interna, con un altísimo porcentaje de personas enganchadas a las drogas, ante la absoluta victoria del perfil mercantil abusivo en todas sus áreas.
La enfermedad que padece la sociedad norteamericana es por dentro, con una derrota espiritual que solo encuentra salida en el uso masivo de drogas, que ha generado el mercado más grande del mundo y el número más grande de consumidores.
Trump lo sabe, y lejos de plantearse la necesidad de buscar soluciones a la caída del alma norteamericana, ha decidido castigar y aniquilar al mensajero, en este caso a quienes llevan los estupefacientes, pero no a los delincuentes de lujosos despachos y mansiones en La Florida, que manejan el mercado de drogas en suelo estadunidense.
Estados Unidos de Norteamérica es una sociedad enferma, y lo que hoy vemos es, con mucha seguridad, un último golpe sobre el estrado de un gigante moribundo.
Sin embargo, el hecho, es que vienen momentos complicados para nuestra nación, en los que no podemos enfrentar de tú a tú al imperio en decadencia, y tal vez solo podamos recurrir a la estrategia de La Generala, interpretada por María Feliz, a la que sus soldados le dicen: “¡Mi generala, ya no tenemos balas y los federales van ganando!”. La respuesta es única y para la posteridad: “¡Y qué sino hay balas, pues vayan y aunque se atáquenlos a mentadas de madre!”.

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