GERARDO SOSA, UNA HISTORIA DE NUESTROS TIEMPOS
En estos tiempos que vivimos en México, a nadie le sorprendió la decisión del juez de control adscrito al penal de máxima seguridad del Altiplano, Estado de México, Gregorio Salazar Hernández, de sobreseer el caso penal en el que se acusaba al expresidente del Patronato de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y máximo líder del Grupo Universidad, Gerardo Sosa, de delincuencia organizada y lavado de dinero.
A la espera de que le fijaran fecha para el juicio y en arraigo domiciliario, Sosa simplemente observó cómo su caso era “retraído” (son términos jurídicos para explicar que, después de cuatro años, el asunto se regresaba al mismo juez y este era sobreseído, es decir, desechado).
En tiempos en que el Poder Judicial vive sus últimos momentos de vida en su actual estructura, es posible, sin embargo, que la Fiscalía General de la República se inconforme con la resolución de un juez que, por la coyuntura política, podría ser expuesto como todo aquello a lo que la reforma judicial busca desaparecer.
El hecho es que, en estos momentos, el hombre fuerte de la UAEH, que ha controlado de manera oficial por más de 40 años, se encuentra en absoluta libertad, justo cuando se perfila la posibilidad de que, finalmente, una institución educativa que ha manejado como propiedad personal aspire a una nueva era, ajena a los enjuagues políticos.
Veremos.