RETRATOS HABLADOS
La tarde y noche de ayer, Ismael “El Mayo” Zambada, y Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, ocuparon los titulares de todos los espacios informativos en televisión abierta y plataformas de internet. Ambos, uno cofundador del Cártel de Sinaloa, el otro hijo del también creador de dicha organización delictiva, se habrían entregado a las autoridades de los Estados Unidos de Norteamérica, bajo un presunto convenio de colaboración que, para estos momentos, ha generado miles de interpretaciones, aunque todas coincidentes en que, tarde o temprano, pudiera convertirse en un complicación mayúscula para la administración del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en sus últimas semanas de mandato.
Como quiera que se desee ver el acontecimiento, es evidente que “El Mayo” Zambada, nunca pisó cárcel alguna en territorio mexicano, que por lógica simple implica que en ningún momento las autoridades nacionales lograron fijar su paradero, si es que en algún momento se decidió buscarlo, hasta encontrarlo.
Entrevistado una sola ocasión por el legendario periodista, Julio Scherer García, “El Mayo”, hoy se insiste, habría logrado no caer preso en ningún momento, porque se “manejó con bajo perfil”, aunque resulta más atinado mencionar, que fue fruto, simple y llanamente, de que ningún organismo de seguridad mexicano se decidió a buscarlo seriamente.
Probablemente nunca sepamos, a ciencia cierta, las condiciones que decidieron aceptar los criminales para llegar a territorio norteamericano, y entregarse sin ninguna resistencia, lo que fortalece la versión de un acuerdo, que por supuesto nunca podremos saber en qué consistió.
A lo anterior se suma que la detención, o recepción de los delincuentes para entregarse, se da en momentos exactos de tipo político, y el que nada de lo que hayan acordado se dé a conocer, plantea un golpe de presión de las autoridades de Estados Unidos hacia las mexicanas.
Por lo mientras es evidente que hay un trabajo para fortalecer la tesis de que ambos personajes del inframundo, se entregaron, porque “ya no soportaban”, la presión a la que eran sometidos por la Guardia Nacional y Ejército de México, que había dado golpes “contundentes” a la estructura del Cártel de Sinaloa.
El hecho es que con “El Mayo” en la cárcel, junto con “El Chapito”, la realidad del país será la de siempre: la delincuencia organizada, no aprendió a valorar los abrazos, ni a rectificar el camino, pese a la amenaza de que serían acusados con sus abuelitas.
Toda la información del convenio para que los dos criminales se entregaran, será guardada para usarla cuando así les sea conveniente.
En nada cambiará el clima de violencia que se vive en nuestra patria, porque se hayan entregado dos criminales.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
X@JavierEPeralta