EL PEQUEÑO TIMMY
Hace un par de años, en Diario Plaza Juárez advertían sobre la venta de “reconocimientos” tipo “Doctorado Honoris Causa” que perfiles ignorantes compraron con “donativos” de 25 mil pesos, dinero con el que se suponía, se rentaba el espacio y se pagaban los bocadillos donde se realizaría la ceremonia en la que eran “invertidos”
Hoy, un diario nacional retoma el tema y con una investigación de periodismo de inversión, demostró que sólo se requiere de 30 mil pesos para que cualquier hijo de vecino pueda obtener un documento de estos, otorgados por asociaciones civiles que se han puesto nombres rimbombantes para hacer creer que son instituciones serias y que pueden otorgar un reconocimiento de tal magnitud.
Cabe destacar que el término «Honoris Causa» es una frase en latín que significa «por causa de honor» y que desde el campo académico es más que un documento, es un reconocimiento que entregan universidades de prestigio a perfiles que han realizado contribuciones significativas en un campo específico del ámbito académico, científico, artístico, económico o científico, entre otros, y se entrega como símbolo a logros excepcionales y méritos relevantes.
Sin embargo, parece que la estupidez humana no termina de sorprendernos cuando vemos a flamantes políticos que presumen en sus redes sociales haber obtenido uno de estos papeles que deberían ser nombrados “Doctorados Honoris Farsa” ya que no representan nada excepcional, un documento que cualquier politiquillo de quinta con hambre de reconocimiento quiere tener en su casa para que al menos su familia sepa que son más que parásitos que viven del erario público.
Una persona que, literal, compra un Doctorado Honoris Farsa o también “Doctoratus Honorem” da mucho de qué hablar, no sólo de su baja autoestima, sino de la falta de saberse reconocido, y da pena que tengan que regalar dinero para tener un papel sin valor colgado en la pared de su casa, un documento engañabobos y que sirve para apantallar a gente ignorante pero que causa pena ajena a toda la clase intelectual que sabe y reconoce que este tipo de documentos es un intento de elevar el ego de quien lo compra.
Es vergonzoso que alguien presuma en redes sociales o en la pared de su casa un Doctorado Honoris Farsa y que crea que ha sido un reconocimiento a su labor, trayectoria o aportaciones a la humanidad, cuando lo único que muestran estos papeles “patito” es que cualquiera que quiera desperdiciar 30 mil pesos puede tener uno así o dos o quizá hasta tres, porque ahora son muchas las organizaciones que los otorgan a personas carentes de dignidad y que encima se atreven a presumirlos como si en verdad fueran un Doctorado Honoris Causa como los que otorgan las Universidades de renombre en el plano internacional.
Y lo que es peor, que estos perfiles que han comprado su Doctorado Honoris Causa se presenten como “doctores”, como si el documento patito les diera un grado académico, además es nefasto que sabiendo que no tienen nada interesante o trascendente por lo que una universidad decida otorgarles un verdadero Doctorado Honoris Causa, se atrevan a creer su propia mentira y sentirse reconocidos por los demás cuando fueron ellos mismos los que pagaron para vestirse con toga y birrete para tomarse una foto con guantes blancos recibiendo un documento perfectamente enmarcado, cuyo marco tiene mayor valor en el mercado que el propio papelito impreso en opalina gruesa.