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lunes, marzo 31, 2025

Distancia

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MEMENTO

“Debí tirar más fotos de cuando te tuve”

Bad Bunny – DTMF

La distancia es la medida de separación entre dos puntos. En filosofía y psicología, puede ser una brecha simbólica o emocional entre personas, ideas o situaciones.

Hace unos días recibí la llamada de alguien con quien me une una amistad de más de 25 años. Tenemos amigos en común que ayudaron a construir ese vínculo. Sinceramente, no imaginé que me llamaría. Me sorprendió bastante, afortunadamente para bien, pero me dejó inquieto. Entre el trabajo, la desidia y algunos asuntos personales, se me pasó retomar la comunicación.

  • Compa, creo que mi novia va a calcular la velocidad.
  • ¿Por qué?
  • Pues, me pidió tiempo y distancia.

A veces, la distancia nos une, porque nos arriesgamos a mantener un vínculo de una u otra manera. Recuerdo que, cuando mi compadre anduvo de emprendedor en otro país (mojado, pues), intentaba llamarlo constantemente. Ahora que vive en otro estado, a veces olvido escribirle, pero siempre es un gusto visitarlo a él y a su familia. También hay ocasiones en que la distancia nos separa. Con mi mejor amiga de la universidad creamos una amistad profunda, ella se mudó a otro estado. Al principio, la distancia fortaleció la relación, pero con el tiempo el nexo se fue diluyendo.

Existen formas de mantener las relaciones y mitigar la distancia. Aún conservo en mi memoria, y en el alma, la llamada de Víctor, que solo me dijo: «Escucha, carnal, quisiera que estuvieras aquí… Te quiero un chingo». De fondo, entre gritos, distinguí la voz de Scott Weiland cantando «Interstate Love Song», una de mis rolas favoritas. Sin saberlo, con esa llamada me hizo mucho bien. Cuántas veces esperamos alguna señal de alguien, y esta nunca llega, quizá porque alguna de las partes decidió poner distancia de por medio, ya sea física, emocional o espiritualmente.

Cuando vivíamos en un fraccionamiento de interés social, mi mamá se asomaba por la ventana para gritarle a su comadre, que vivía a dos edificios de distancia. Así es, el mame de Homero y Milhouse era real desde hace más de 30 años. En toda la colonia se escuchaban esos gritos de comunicación; mi madre y su comadre habían encontrado un atajo a la distancia de bajar cuatro pisos y subir otros tantos, lo peor era cuando se armaba una conferencia con la vecina del edifico del otro lado de la calle, poco importaba que toda la cuadra se enterara de los motivos de la no tan breve plática.

Hace años, mis hijos y yo tuvimos una separación. Para fortalecer nuestro lazo, llevé una especie de diario para cada uno. Al mayor le dejaba unas cuantas palabras; al menor, que aún no sabía leer, le compartía dibujos. Esa dinámica nos ayudó a mitigar las consecuencias de mi ausencia.

Hoy, las redes sociales parecen acercarnos más. En realidad, dejar un like no es comunicarnos; es solo un placebo para sentirnos menos lejos. Muchas veces, estando sentados en el mismo sofá, la lejanía con la familia es mayor. Podremos enviar mil mensajes por WhatsApp, pero la información quizá no sea clara. Podremos tener a la gente a nuestro lado, pero nuestros pensamientos están en otra parte. No les digo que dejen las redes sociales, no soy tan guay como para escupir al cielo, solo les pido que usen las herramientas que tienen a la mano para hacerse presentes en la vida de su gente amada.

La conseja de hoy:

No le tengan miedo a la distancia. A veces, te ayuda a conocer más a las personas, incluyéndote a ti mismo. Y en otras, simplemente te muestra quiénes ya se habían ido, aunque pensaras que permanecían cerca.

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