TIEMPO ESENCIAL DE HIDALGO
El 20 de noviembre pasado, la UNESCO celebró el Día Mundial de la Filosofía. Más allá de su importancia histórica, es importante reconocer su papel en este tiempo de crisis y reconfiguración de la vida humana y planetaria, que obligan a recuperar la importancia de la vocación filosófica en las nuevas generaciones.
Con ese propósito, han de vincularse los procesos de reflexión y crítica a la construcción de alternativas de formación y difusión que permitan superar los límites teóricos y prácticos del paradigma utilitarista, hoy dominante en la formación universitaria.
En sentido contrario a esa tesis, durante las últimas décadas la mayoría de los sistemas de nivel medio superior en el mundo entero eliminaron o disminuyeron las materias filosóficas de sus planes de estudio o integraron fragmentariamente algunos temas como contenidos transversales necesarios para las áreas científicas, sociales o humanísticas; sin reparar que la filosofía es, por sí misma, un área básica e integral que cuenta -como aquellas-, con su propio campo, contenidos y estructura cognoscitiva, los que aportan los fundamentos lógicos, ontológicos, éticos y epistémicos de todos los demás campos del saber universal.
Pero cuando se esperaba que el proyecto educativo del gobierno de la Cuarta Transformación recuperase la importancia de esa visión integral de la filosofía en los planes de estudio del bachillerato, la propuesta oficial vino a reforzar la disolución de su enseñanza en función a las demandas específicas de las demás áreas académicas.
Aunque la transversalidad se impuso, la mayor parte de los docentes con preparación filosófica profesional siguen sin aceptarla, al considerar que se mantiene la crisis académica de su materia, tanto para impartirla como comprenderla y preservar su carácter crítico e integrador.
Mientras tanto, en nuestro Estado, la celebración mundial pasó de noche para las instituciones educativas, por la sencilla razón de que no hay nada qué celebrar, cuando se desconoce la importancia y el propósito de lo celebrado, como sucede con la filosofía en nuestra entidad.
Durante dos años, TIEMPO ESENCIAL, ha sido la única voz en conmemorar este acontecimiento, pues no requerimos de autorización o reconocimiento oficial alguno para darlo a conocer a la sociedad hidalguense.
Tiempo Esencial de Hidalgo es, pues, “una voz que clama en el desierto” frente a las dificultades que rodean a la labor filosófica; pero sobre todo, haciendo frente al desdén y temor que provoca su ejercicio en ciertos enclaves de poder; sin que tal situación nos impida continuar nuestra tarea.
Del mismo modo, la conmemoración constituye una recuperación del derecho de todos y todas las hidalguenses para contar con la formación filosófica que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO) ha reconocido desde hace 25 años para todos los seres humanos, sin importar las condiciones materiales, sociales, culturales o económicas en que se encuentren.
Mantenemos la confianza que igual a una gota de agua, nuestra tarea horadará la férrea roca de la indiferencia que impide el ejercicio de la filosofía en nuestro pequeño rincón del planeta.
Lenta pero firmemente caminamos hacia nuestra meta.
“ Las palabras más silenciosas son aquellas que traen tempestad. Los pensamientos llevados sobre patas de paloma llevan al mundo”.
( F.Nietzsche, Así habló Zaratustra, II; La hora del supremo silencio)


