Jóvenes y ancianos del poblado indígena de Cubulco, en el norte de Guatemala, mantienen viva la «Danza del Palo Volador», amarrándose de pies y tobillos para lanzarse al vacío desde un palo de madera de 22 metros de altura, como una muestra de fe y devoción para celebrar al patrono de la localidad, Santiago Apóstol.
«Es una alegría imitar a los ángeles, los pájaros y los monos que vuelan. Es una sensación de adrenalina que no se puede describir y hacemos esto en honor de nuestro patrono, Santiago Apóstol», contó hoy a EFE Martín Ruiz, de 25 años, un empresario local que participa en la compañía de danzadores del «Palo Volador», desde hace 10 años.
En la mañana de este jueves, Martín junto a otros ocho danzadores, llenan de color las calles de Cubulco, ubicado a 200 kilómetros al norte de la Ciudad de Guatemala, con sus distintivos trajes con tonos rojos y detalles dorados, mientras danzan al ritmo de la marimba rumbo al atrio de la iglesia católica de la localidad, donde posteriormente suben una escalera para la cima de un tronco de pino de 22 metros del que se lanzan únicamente sujetados de una soga colocada en sus piernas.
Antes de tirarse al vacío, los danzadores se ponen de rodillas y piden a Santiago Apóstol que siga bendiciendo su comunidad. Luego se persignan y suben la enorme escalera de madera, ante la mirada de decenas de pobladores locales que disfrutan de la presentación año con año.
La «Danza del Palo Volador» se realiza durante diez días en Cubulco, perteneciente al departamento (provincia) de Baja Verapaz, previo a la llegada del 25 de julio, día de su patrono, de acuerdo con los organizadores del evento. La actividad, considerada ancestral y espiritual, posee muchos años de antigüedad y su origen se remonta a los pueblos mayas previo a la llegada de los españoles.
«Esto lo hacemos por devoción. Nos preparamos durante cuatro meses, tenemos que sincronizar las danzas, sobre todo acostumbrarnos a las alturas y perder el miedo a volar para ejecutar esta ceremonia sin ningún tipo de riesgo. Es un acto de fe», agrega Ruiz después de finalizar su participación en la riesgosa actividad.
Los preparativos para este acto inician con una ceremonia sagrada que consiste en elegir el tronco de pino que será destinado para ser colocado frente a la iglesia y ser utilizado para la danza. Así, meses antes del evento, unos 200 hombres del municipio se internan en el bosque de Cubulco para elegir el palo previo a su instalación.
Un pueblo de migrantes
El 44 % de los 54.000 habitantes de Cubulco viven en condiciones de pobreza, lo que lo convierte en el municipio más atrasado en dicha clasificación de Baja Verapaz, según datos de la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan).
Debido a esta situación, cientos de pobladores locales han decidido buscar llegar a Estados Unidos para intentar mejorar sus condiciones de vida. Así, es normal que las banderas del país norteamericano predominen en los negocios y en las casas construidas con remesas desde el extranjero.
En ese mismo contexto, este año al menos dos de los danzadores que participan en la «Danza del Palo Volador» estuvieron en Estados Unidos en el pasado trabajando para sostener a sus familias.
Aunque los ancianos de Cubulco son quienes resguardan el mayor conocimiento sobre la danza, este año se incluyeron a tres danzantes menores de 18 años, con la intención de expandir la tradición y permitir que esta siga viva durante más tiempo.
«Acá todos pueden participar, los jóvenes son bienvenidos. Lo más importante es tener fe en Santiago Apóstol, estar dispuestos a aprender y sobre todo no tener miedo a las alturas», concluye Ruiz.
Las festividades por el santo patrono de Cubulco culminan el próximo 25 de julio y aunque también se realizan celebraciones en los municipios de Rabinal y El Chol, en Baja Verapaz, al respecto, es «La Danza del Palo Volador» de Cubulco la que provoca la atención de turistas locales y extranjeros, asombrados por la valentía de quienes deciden lanzarse desde las alturas.