LAGUNA DE VOCES
En el universo, al menos el conocido, hay 2.000.000.000.000 de galaxias. Dos billones de galaxias. Cada galaxia, en promedio, tiene de 200 a 400 mil estrellas, y tres trillones de planetas.
Si usted gusta hacer la cuenta, tendrá como resultado una cifra imposible de pronunciar, pero también imposible de imaginar siquiera.
Ante lo anterior, resulta importante recordar las palabras de Carl Sagan cuando, el 5 de febrero de 1990, pidió que la nave Voyager 1, a seis mil millones de kilómetros de nuestro planeta, enfocó sus lentes para darnos la fotografía tomada a más distancia de la Tierra. Dio origen a su libro “Un punto azul pálido”, del que se desprende la siguiente cita:
“Mira de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él vivieron todas las personas a las que amas, todas las personas a las que conoces, todas las personas de las que has oído hablar, todos los seres humanos que han existido.
“El conjunto de nuestra alegría y sufrimiento, miles de religiones, ideologías y doctrinas económicas seguras de sí mismas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilización, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió allí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
“La Tierra es un escenario muy pequeño en una vasta arena cósmica. Piensa en las infinitas crueldades que los habitantes de un rincón de este píxel infligieron a los habitantes apenas distinguibles de algún otro rincón, cuán frecuentes son sus malentendidos, cuán ansiosos están de matarse entre sí, cuán fervientes son sus odios. Pensemos en los ríos de sangre derramados por todos esos generales y emperadores para que, en la gloria y el triunfo, pudieran convertirse en los amos momentáneos de una fracción de un punto.
“Nuestras poses, nuestra supuesta importancia personal, la ilusión de que tenemos una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este punto de luz pálida. Nuestro planeta es una mota solitaria en la gran oscuridad cósmica envolvente. En nuestra oscuridad, en toda esta inmensidad, no hay ningún indicio de que llegará ayuda de otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.
“La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro cercano, al que nuestra especie pueda migrar. Visitar, sí. Establecerse, todavía no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde nos mantenemos.
“Se ha dicho que la astronomía es una experiencia que nos hace humildes y que forma el carácter. Tal vez no haya mejor demostración de la locura de las presunciones humanas que esta imagen distante de nuestro diminuto mundo. Para mí, esto subraya nuestra responsabilidad de tratarnos con más amabilidad unos a otros y de preservar y valorar el punto azul pálido, el único hogar que hemos conocido”.
Hace falta recordar de manera constante el pensamiento de personajes como Sagan, porque vivimos en ese punto azul pálido que fotografió la Voyager 1.
Hace falta también lo que a continuación le transcribo del mismo autor, y que en mucho nos ayudaría a comprender que en ese gigantesco lugar donde somos una mota de polvo, todo ha valido la pena.
La cita que da título a la columna de hoy, está claro, también es de Sagan.
Mil gracias, hasta mañana.
@JavierEPeralta