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Cuenta Cuentos

Mtro. Martín Peralta Hermosillo
5 Min de Lectura

PUNTO DE VISTA

Tiene que estar en una gran casa, en ella viven muchas personas: niños, jóvenes, adultos, adultos mayores. Por la mañana una parte de ellos sale a trabajar y cada quincena contribuye para su mantenimiento, para comida, para pagar el agua, la luz. Otros tantos lamentablemente no trabajan, o de su trabajo no les alcanza para aportar nada a la gran casa.

Llega la hora del desayuno, la comida y la cena, y tod@s se sientan a la gran mesa, no importa si aportaron o no. Todo parece estar en santa paz, pero los que trabajan para sostener a los demás comienzan a incomodarse de que, además de no poner nada para el sustento, ahora ya comiencen a exigir que esas comidas y ese techo se les reconozca como un derecho.

En el gran hogar hay un casero quien controla el dinero de quienes aportan, él a su vez, del dinero que llega reparte una parte entre todos los que no contribuyen. Extrañamente los hijos del casero no viven ahí, y aunque ellos tampoco trabajan, reciben mucho más dinero que los que reciben equitativamente, de hecho ni siquieran viven en esa casa, sino en una con mejores condiciones.

Dentro de la gran casa hay personas que en realidad necesitan de la mano de los demás, son personas muy mayores, madres solteras, jóvenes que nadie les da una oportunidad; sin embargo, la ayuda es para todos los que no laboran, aún y cuando no se encuentran en esa porción de excepción.

Ya existe mucha molestia por parte de los que trabajan diario, porque además de sostener a los demás, el gran casero otorga y reparte el dinero como si fuera de él, como si saliera de su bolso. 

Lógicamente la gran casa necesita mantenimiento, el gran casero realiza los contratos a través de un grupo de personas que lo auxilian, pero cuando los que pagan esos arreglos le piden las notas, se ofende y dice que son temas reservados y que guardará todos los contratos y facturas hasta por cinco años.

En esa gran casa la mayoría vive y come de lo que los demás trabajan, y aún cuando es su dinero del que se sostienen, siempre se enojan con ellos, pues dicen que lo que les dan no es suficiente, que además de su aportación, les alcanza para otras cosas que son superfluas, que en realidad ni las necesitan.

El gran casero cuenta no solo con la admiración de todos, sino con su respaldo, a diario sale a dar un informe pero extrañamente solo se dirige a los que les da dinero; los que contribuyen para que les llegue, no tienen una sola mención, y además que por la hora de los informes, no pueden verlo pues están trabajando. 

Hay una gran división y lejos de acercamientos, cada día, y derivado de los informes, hay mucha rabia entre estos grupos.

La gran casa también alberga un grupo muy violento que ha despojado de sus cuartos a muchas personas. Simplemente llegan y toman por la fuerza todo lo que hay dentro.

Sin embargo, no hay reacción del gran casero, nuevamente se dedica a dar un mensaje matutino a sus seguidores.                                                                             

Llega la hora de elegir al sucesor de la gran casa, los dos grupos tienen a una abanderada, los votos en la casa valen lo mismo, tanto del que con su contribución mantiene a los demás, como del que recibe sin dar nada a cambio. 

Después de contar cada una de las boletas, sale al otro día el casero con una gran sonrisa y dice muy de mañanita: ¡ARRASAMOS!

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