RETRATOS HABLADOS
No sé si usted tenga la sensación, sin caer en la tentación de que “en el pasado todo estaba mejor y nunca pasaría lo que ahora pasa”, pero sí, la sensación de que en estos aciagos tiempos que nos ha tocado vivir todavía, cualquier cosa puede suceder, por muy absurda que pudiera parecer, por muy rara o extraña.
Ya casi en el mes de diciembre, el último del presente 2025, observamos una realidad que todos contribuimos a darle vida, plagada de interrogantes, de sucesos inexplicables, que rayan en lo extravagante o de plano, en lo bizarro.
Suceden de un día para otro, se presentan de manera vertiginosa. A veces se extinguen con esa misma prisa, otras se quedan y se normalizan, hasta que finalmente pasan a formar parte de ese mundo de la fantasía.
Todo puede suceder.
Y si todo puede suceder, está claro que hay incertidumbre, incapacidad para planificar el 2026, porque simple y llanamente: nadie sabe lo que puede pasar.
Es preocupante que esto suceda. Suena gracioso pensar que cada día nos habrá de traer más y más sorpresas, pero en la vida cotidiana, la que ante todo pretende una rutina benéfica, no cuadra.
Sin certeza no hay confianza. Y sin confianza nada avanza.
Luego entonces un propósito fundamental es volver a la tierra de las realidades, por mucho que eso nos lastime, nos amargue, incluso.
De joven todos soñamos.
De viejo todos, o casi todos, viven para vivir al paso, con la esperanza de que la lentitud haga más espacioso el tiempo.
Pero lo fundamental es la confianza, y esta, en el terreno económico, político y social, solo puede recuperarse con base a dejar atrás, para siempre, toda posibilidad de hacer creer al ciudadano que lo que está ante sus ojos es la única verdad.
Ya es viernes.
Le deseo un espléndido y esperanzador arranque del mes de diciembre. Que le dure el aguinaldo si lo recibe; que le dure la buena intención.
Y a los que detentan el poder, que asuman la realidad como único camino.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
X: @JavierEPeralta


