RETRATOS HABLADOS
Hace mucho que no iba a la parroquia de La Asunción, que no miraba el cristo del ataúd de vidrio, la pequeñísima virgen vestida de azul de la capilla diminuta también, el vertiginoso vivir a las puertas del letrero donde asientan que el sacerdote y militar mexicano, Mariano Matamoros fue vicario del 4 de abril de 1799, al 10 de noviembre de 1801. Empezó a llover apenas salía, para descubrir que toda edificación de los siglos XVI y XVII tienen como poderoso sortilegio, hacer silencio casi absoluto en sus interiores. Y es real, porque dentro de La Asunción, solo se oye los pasos de rezanderos y rezanderas, de otros que van solos y agradecen con voz apenas audible. Pero de afuera nada, si acaso un murmullo.
Más allá, a un costado de la Plaza Independencia, con un cielo tapizado de nubes grises, era de esperarse se soltara un aguacero, poco antes de que arrancara el evento oficial para que Jorge Alberto Reyes rindiera protesta como presidente municipal constitucional de Pachuca de Soto, y así, dar continuidad a una tradición que empezó en 1869, con Rodrigo Ramírez, primer edil de la historia, y en el noveno del siglo XXI, en el que dos ex titulares de ese cargo, han llegado a la gubernatura de Hidalgo, Francisco Olvera y Omar Fayad.
Una ciudad ya iluminada de fiestas patrias, con transeúntes solitarios, otros simplemente curiosos por ver una una carpa rectangular con sillerío, para enterarse después, que ya se va el alcalde Sergio Baños, y los baches siguen inmutables en su lugar preferido, es decir en medio de cualquier calle o avenida.
Tarde lluviosa en Pachuca, La Bella Airosa, con un Reloj Monumental, que aparenta estar inmutable, pero seguramente está harto, indignado, porque pasan meses y meses, y nadie tiene la compasión de limpiar su rostro de pintas y más pintas, de rayones por todos sus costados, de verdaderas puñaladas a su dignidad como monumento vital para la capital hidalguense. Pero no, nadie osa siquiera abrir la boca para decir que no, que el movimiento para defender la dignidad de la mujer es único y vital, pero también la capacidad de evitar que la historia arquitectónica, de por sí raquítica, sea destruida a la menor provocación.
Hace falta regresar a las calles del Centro Histórico pachuqueño, para saber que ahí estará cuando nos hayamos ido, sin la menor posibilidad de que el recuerdo nos guarde en alguna gaveta de sus habitaciones. Pero hace falta regresar, para rendirle honores a una ciudad bella como pocas, porque pese a la fama de huraños de sus habitantes, descubrimos que no es cierto, que es el viento, el frío y la lluvia, los que le han dado esa vocación, pero la verdad es que pocos fuereños pueden sentirse más en su casa como en Pachuca.
Que sea pues realidad lo que se comprometió a hacer el noveno presidente municipal del siglo XXI de Pachuca, que se haga realidad que ya tiene 50 millones de pesos para rescatar de la pandemia de los baches todas las vialidades pachuqueñas, que habrá una transformación de todos los espacios públicos y colonias, que habrá agua suficiente para todos, que los mercados municipales lucirán un nuevo rostro, y que podemos olvidarnos de las frivolidades, la ineficiencia y la corrupción.
Le llamo la nueva historia del Pachuca, Centro de la Transformación Nacional. Ojalá que así sea, y que no haya espacio para las simulaciones, menos para la soberbia que, dijo, no tendrá espacio en su administración.
Una tarde-noche, llena de signos políticos también, con la aparición a media plaza del ex edil de Mineral de la Reforma, Israel Félix, que no se cansó de saludar con el viejo estilo de dar golpazos en el lomo a sus saludadores; de hablar en voz alta, altísima para anunciar solución a problemas que nunca atendió hasta antes de pedir licencia, menos ahora que ya hay un alcalde otro partido.
En fin, historias del ceremonial político, vistos y revistos por décadas y más décadas.
Que ayer, así lo deseamos, con la esperanza de que la rueda del destino se destrabe, sea el principio de una esperanza cierta para una ciudad capital que merece, como pocas, un mucho de amor por parte de sus gobernantes.