IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO.
El Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo de ALyC destaca que en los últimos años la planificación para el desarrollo en la región ha avanzado significativamente, con países implementando procesos de planificación en todos los niveles del Estado, se dispone de instrumentos nacionales en 33 países con diferentes nombres, como Planes Nacionales de Desarrollo o Estrategias de País, que alinean sus objetivos con los ODS de la Agenda 2030.
En el caso de México, el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030, elaborado con participación ciudadana y aprobado por el Congreso, busca guiar las políticas públicas durante el sexenio, está organizado en cuatro ejes principales gobernanza, bienestar, economía y sustentabilidad y tres transversales: igualdad, innovación y derechos indígenas, con metas claras y mecanismos de seguimiento.
El informe de las Naciones Unidas para 2024 advierte que, a seis años de la meta, solo el 17 por ciento de los ODS están en marcha, con muchos avances mínimos o en retroceso, debido a crisis como la pandemia, conflictos, y el cambio climático; la pobreza y el hambre han aumentado, las muertes en conflictos y las temperaturas globales siguen en niveles preocupantes.
Asimismo, el Informe de los ODS 2023, expresa que no obstante a que la igualdad de género es un derecho humano esencial y una base clave para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible, aunque se han logrado algunos avances en las últimas décadas de manera global, todavía estamos lejos de alcanzar la igualdad para 2030, las mujeres y niñas representan la mitad de la población mundial y, por tanto, la mitad de su potencial, pero enfrentan desigualdades persistentes que frenan el progreso social.
En promedio, las mujeres ganan un 23 por ciento menos que los hombres en el mercado laboral y dedican el triple de horas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Obstáculos como la violencia sexual, la discriminación en cargos públicos y la desigualdad en la distribución del trabajo siguen siendo un problema, agravado por la pandemia de la Covid-19, que aumentó la violencia y la carga de cuidados para las mujeres.
Según estimaciones, tardaremos siglos en eliminar prácticas como el matrimonio infantil, las leyes discriminatorias y lograr igualdad en liderazgo y representación política sin cambios políticos y de inversión significativos.
A pesar de algunos avances, como la reducción del matrimonio infantil y la mayor presencia femenina en política, el objetivo de igualdad plena sigue siendo lejano, la pandemia ha empeorado estas desigualdades, afectando especialmente a mujeres y niñas. Muchos obstáculos persisten, como la falta de poder de decisión en temas de salud y derechos reproductivos, y la alta prevalencia de violencia y mutilación genital femenina en algunas regiones, que causa graves riesgos para la salud y limita su participación social.
Sin embargo, el informe también señala ejemplos positivos, como avances en energías renovables, igualdad de género en educación y el éxito en la lucha contra el VIH/SIDA, que muestran que el cambio es posible si se actúa con decisión. La Cumbre del Futuro en la ONU será clave para impulsar acciones concretas, ya que el tiempo para palabras se agotó y es momento de transformar las promesas en hechos.
Se destacan también importantes desafíos en crecimiento económico, acceso a la educación, empleo digno, sostenibilidad ambiental y gestión de deuda, evidenciando que aún hay mucho por hacer para cumplir los ODS y garantizar un desarrollo justo y sostenible.
António Guterres, secretario de la ONU destaca la urgencia de fortalecer la cooperación internacional y aumentar la inversión, especialmente en países en desarrollo, donde hace falta mucho financiamiento (4 billones de dólares anuales), la escalada de conflictos, la migración forzada y la crisis climática complican aún más el camino.


