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Hidalgo
jueves, diciembre 4, 2025

Correr para que los alcance la calaca

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LAGUNA DE VOCES

A veces, cuando empieza una nueva administración, la pista para correr se llena de tezontle rojo, bueno, siempre es rojo. Solo muy de vez en vez un pequeño tramo que le da vuelta a la cancha de fútbol de pasto sintético, es forrada con una especie de plástico derretido que no es tartán, ni quiere parecerlo. Las mañanas convocan a los mismos que entrenan para un maratón, medio maratón casi siempre, o simplemente aficionados a correr sin parar durante más de dos horas. A veces se saludan entre ellos, se sientan un rato en las orillas de cemento de las canchas de básquet, pero regularmente caminan alrededor del deportivo. Es una comunidad que lleva años, más de diez tal vez, que solo en época invernal pregunta por los que no han llegado por más de dos semanas, un mes. 

Sucede que en ocasiones ya no regresan, se esfuman, y de alguna manera todos sugieren a su recuerdo que tal vez enfermaron y murieron, porque entre atletas corredores de aguante único y voluntad férrea, no hay tintas medias y se dicen las cosas por su nombre. Entienden que son adultos mayores, viejos para no endulzar innecesariamente las palabras. 

Pero es un hecho que lo son y no lo son. Porque dedican buena parte de la mañana a correr sin parar, con una respiración pausada, rítmica, que de ninguna manera habla de ancianos, sino de personas con vitalidad, llenas de un montón de proyectos que piensan y repiensan en tanto trotan de un lado a otro.

En ocasiones regresan y presumen playeras que regalan cuando se inscriben a una carrera de 5, 10, 15 o 20 kilómetros, que son la mayoría. Pero hay los que portan la de los 42 kilómetros, es decir el maratón completo, y por supuesto son los que más expectación provocan, preguntas de dónde fue, si tanta distancia no es peligrosa, si se siente uno diferente luego de semejante hazaña.

Sin embargo, la constancia es lo que cuenta, y  son muestra y ejemplo para jóvenes que empezaron de a poco, pero que ahora se les puede ver cuando pasan como silbido, y uno piensa que no durarán ni dos vueltas a todo el deportivo. Pero siguen, siguen y siguen, hasta las 15, a veces 20, es decir ¡10 kilómetros a una velocidad meteórica!

¿Y usted, por qué corre? Y cada cual tiene su respuesta, unas más ingeniosas que otras, casi todas coincidentes en que le corren a la huesuda, a la calaca, a la muerte pues. Y sí, es un hecho que han logrado escapar, porque cada día son más ágiles, con más condición, que aseguran nunca serán alcanzados. Así lo esperamos todos, porque lo peor sería quedarse sentado en casa a que un día se aparezca la huesuda, y dejar que se los lleve sin chistar, sin por lo menos correr.

Y todos, casi todos los que van a entrenarse por las mañanas al deportivo, difícilmente se dejarán alcanzar, sin cuando menos intentar el escape.

Mil gracias, hasta mañana.

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