En el marco de la 494 celebración de la aparición de “La Morenita del Tepeyac”, “Reina de México” o “nuestra madrecita” como muchos la llaman, cientos de devotos católicos acudieron a la Basílica Menor de Nuestra Señora de Guadalupe “La Villita” en Pachuca.
Desde temprano, familias enteras llegaron acompañadas con el sonido de los cuetes y mariachis, figuras e imágenes de la Virgen, todas cargadas de fe, emociones y gratitud. Acompañadas de mariachi cantaron las mañanitas en el primer minuto del día, asimismo la presencia de la música no ha cesado durante toda la mañana.
Al entrar al templo, el aroma a incienso y flores envuelve a los peregrinos en oración, se muestran rostros con lágrimas y otros con la alegría de haber cumplido una promesa, algunos más agradecen por un milagro.
A la salida, el olor a tamales, atole y chilaquiles llena el ambiente; entre los puestos, algunas personas regalan comida, como Juan Arturo Badillo, quien desde hace más de 10 años cumple su promesa a la Virgencita; el acude cada 12 de diciembre desde que su esposa sobrevivió a una operación a corazón abierto; junto a ella y con el apoyo de su hermano, vino nuevamente para compartir un poco de comida con los peregrinos que vienen desde distintos puntos de la ciudad y del estado.
Y entre la fe y devoción, la gente llega mientras otros salen. Después del largo camino, algunas caras muestran el cansancio, otras serenidad; sin embargo, comparten la satisfacción de haber cumplido, de haber llegado, de estar ante la presencia de la Virgen Morena, Reina de México, la Emperatriz de América.
Esa fe se siente en el ambiente, cálida y viva como la luz de los cientos de veladoras que son encendidas, y entre cada paso, cada oración, cada lágrima y cada sonrisa así se vive la devoción y el fervor guadalupano en la Villita de Pachuca.
Cientos de fieles abarrotan La Villita para celebrar a La Virgen de Guadalupe
