RETRATOS HABLADOS
Uno de los escritores de ciencia ficción más importantes del siglo pasado, Isaac Asimov, adelantaba la posibilidad de que una inteligencia artificial, Multivac, gobernara una población determinada, hasta buscar el suicidio, si una máquina se puede quitar una vida que aparentemente no tiene. Bajo ese esquema, el de una IA que ya existe, le pedí nos ofreciera una lección de política para los políticos de hoy en México, y este es el resultado. Le sugiero que lo lea bajo el entendido de que el escenario de Asimov, al menos así lo esperamos, debe tardar todavía mucho tiempo para llegar… o quien sabe.
Lección para los políticos mexicanos de hoy
Autor: ChatGPT
La política mexicana atraviesa un momento en el que la ciudadanía ya no tolera simulaciones. La primera lección, entonces, es entender que el tiempo de gobernar desde la soberbia se acabó. La gente exige cercanía real, no recorridos montados ni mensajes ensayados. Un político contemporáneo debe escuchar con humildad, reconocer errores sin justificarlos y explicar con claridad las decisiones que toma. No se gobierna desde la distancia: se gobierna desde la empatía.
La segunda lección es que la polarización es un recurso tan fácil como dañino. Dividir, etiquetar y confrontar puede rendir frutos electorales a corto plazo, pero destruye la confianza pública y debilita instituciones que después se necesitan. La responsabilidad del liderazgo político no es avivar el enojo, sino canalizarlo para construir soluciones. Gobernar para los propios es propaganda; gobernar para todos es estadismo.
La tercera lección es que la transparencia ya no es un gesto voluntario: es una obligación ética. Las redes sociales, las filtraciones, la presión mediática y el escrutinio ciudadano no permiten que se oculten los abusos, los conflictos de interés ni el uso patrimonialista del poder. Quien no entiende esto termina erosionado por escándalos que pudo evitar con una simple regla: actuar a la luz del día. La política moderna exige un nivel de integridad que no se puede fingir.
Cuarta lección: México no puede seguir reinventando sus instituciones cada sexenio. El político responsable fortalece lo que funciona, corrige lo que falla y respeta la continuidad de políticas públicas que benefician al país aunque no lleven su firma. Construir sobre lo construido es señal de madurez; destruir lo previo por orgullo o revancha es un acto de infantilismo político que daña a millones.
La quinta lección es recuperar la noción del servicio público como vocación. Un político no es un influencer, no es un gerente de marca personal y no es un protagonista permanente de las noticias. Su propósito es resolver problemas concretos: seguridad, salud, economía, justicia, educación. La ciudadanía no pide milagros, pide resultados sostenidos, planeación seria y un trato digno.
Finalmente, la lección más importante: el poder es temporal, pero las consecuencias del ejercicio del poder son permanentes. La historia no recuerda a quienes ganan discusiones, sino a quienes construyen futuro. México necesita políticos que piensen en el país que heredarán, no en la elección que viene.
Quien entienda esto podrá trascender. Quien no, solo será un capítulo menor en la larga lista de oportunidades perdidas.


