POR EL DERECHO A EXISTIR
El terrible presagio de la vida adulta es que pronto llegará una etapa muy temida, la vejez y poco a poco se cuela por las orillas y en las entradas del cabello blancas canas, el crujido de las rodillas se hace presente y cada vez las desveladas son más picudas y así de tanto a tanto nos vamos llenando de leyendas urbanas sobre la vejez.
Pero, por lo menos en la temprana madurez, hay mucho por disfrutar, el tiempo, la familia, las amistades, esos pequeños detalles que se omiten cuando se habla de ir cumpliendo años, es que a la par de iniciar un nuevo número en el calendario de la vida, también existen alegrías, nuevas emociones, retos y sin dudar, algunas tristezas, malos ratos y decepciones.
Por eso, celebrar sin miedo la vida es una tarea titánica, porque implica vencer los miedos, desafiar los estereotipos y presentarse de frente al mundo.
Es recordarse momento a momento que en un espacio tan complejo para la felicidad existen dosis de personas que hacen momentos mágicos, que en medio de las adversidades se puede sonreír y que en medio del caos, existe la posibilidad de ser crear redes, donde las amigas sostienen, acompañan y hacen más llevadero cada momento.
Celebrar la vida sin miedo es un atento llamado a no claudicar a los sueños, y brindar por cada batalla ganada, aunque esa batalla sea levantarse de la cama en un día que las emociones nos vencen.
Celebrar la vida sin miedo, es aquí, es ahora y la posibilidad de seguir encontrándonos con nosotros, con los nuestros.