El comediante mexicano Carlos Ballarta ha logrado conquistar este viernes a la audiencia de A Coruña, en el Encuentro Mundial de Humorismo, con su humor ácido y reflexivo, abordando temas como el racismo, la religión, y las tensas relaciones entre México y Estados Unidos.
Después de más de doce años en la comedia, Carlos Ballarta presentó su espectáculo ‘Tlatoani’, que toma su nombre de una palabra náhuatl que significa «el que habla». Este show se define como una especie de redención, una «segunda oportunidad», en la que Ballarta bromea con la idea de los asesinos en serie que se convierten al cristianismo al final de su vida para obtener el perdón.
Uno de los temas recurrentes en su espectáculo es la relación entre Estados Unidos y México, abordando cuestiones como el expansionismo estadounidense, el rechazo al sistema métrico, y la elección de Donald Trump como presidente. Ballarta, originario de Xochimilco, un área de Ciudad de México que describe como «marginal», no escapa de las referencias personales y de su entorno, usando su origen como parte central de su comedia.
Dentro de sus bromas, destaca una referencia que se ha hecho popular en su actuación: «Viernes de ahorcar rucas (mujeres)», una frase que hace referencia a una forma de asfixia erótica sobre la que gira gran parte de su humor. Además, no duda en criticar la política, señalando cómo hoy en día podemos hablar abiertamente de nuestra orientación sexual, pero no de nuestra orientación política, con una reflexión irónica sobre los avances sociales.
El espectáculo toca una amplia variedad de temas, desde el aborto y la religión, hasta los derechos de los colectivos LGTB y el capitalismo, además de compartir reflexiones sobre la paternidad y los comportamientos infantiles. Ballarta también dedica un espacio a las tensiones entre los países iberoamericanos, bromeando sobre las relaciones complejas entre los estados, y comparando el lenguaje inclusivo con el calendario revolucionario francés, «un lindo gesto» que no cambia la realidad.
Un momento clave fue cuando Ballarta reflexionó sobre la relación de México con España, preguntándose si «debería pedir disculpas por lo ocurrido hace 500 años», aunque, con humor, reconoce que la influencia de los españoles fue significativa: «Hasta la llegada de los españoles, no se habían aparecido santos en América».
El humorista no perdió la oportunidad de describir a México con su característico tono irónico, llamándolo «La India de la zona» y subrayando que «cuando voy a visitar a mis hermanos, los insulto, significa que los amo».
Premio por su ingenio y reflexión
Al finalizar su actuación, el director del Encuentro Mundial de Humorismo, Luis Piedrahita, entregó a Ballarta un premio por su «pensamiento fino» combinado con «ingenio e ironía». Piedrahita confesó que seguía a Ballarta desde hace años y estaba deseando que participara en el evento, que celebra su quinta edición en A Coruña. Este galardón es especial, ya que solo ha sido entregado a otras dos personas: el humorista catalán Andreu Buenafuente y el dibujante gallego Siro López.