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martes, junio 3, 2025

Buen camino a todos; esta historia, empieza hoy

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RETRATOS HABLADOS

Nunca en toda la historia de la humanidad, había existido la necesidad de invertir tanto, desplegar operativos monumentales, para crear el escenario justo y de nivel, en que reapareciera un personaje de la política mexicana. Sí, querido, incluso idolatrado por un gigantesco número de personas, pero también todo lo contrario, por quienes, evidentemente, son minoría. La lucha entre ambas facciones se antoja eterna, una historia interminable, que solo eleva aún más el peso específico del ex presidente de México.

Porque presentarse en las elecciones judiciales, de ninguna manera fue una mera ocurrencia, que esas son para megaobras sin destino. Por el contrario, con esa intuición única para estar en el lugar y la hora exacta, sabía que el proceso electoral para enterrar el antiguo sistema judicial, y de este modo caminar quién sabe hacia dónde, le necesitaba, resultaba vital su presencia.

Autor de principio a fin de la elección de ayer, el hombre más poderoso de los últimos tiempos en el país, sabía que era su deber hacer acto de presencia y avalar, con esa simple acción, algo que sería muy complicado recibiera el visto bueno legal en un país imaginario donde la ley debiera ser la ley, a estas alturas “eslogan de conservadores irracionales, aliados de la corrupción”, según rezan los coros que lo alaban.

Vivimos una jornada electoral que para muchos ya tiene un juicio en la historia inmediata, pero que tendrá que esperar mucho, mucho tiempo, para descubrir si solo derivó en una impartición de justicia aún peor que la pretendía extinguir.

No hubo emoción, porque el mar de competidores, la imposibilidad de conocer a los que pudieran tener nuestra simpatía, dejó de lado ese espíritu competitivo. Vaya pues, equivalente a una carrera ciclista, en que ninguno de sus participantes pudiera ser identificado ni por nombre, ni nación que representara, y solo un número que debe cuadrarse con una lista de miles, que finalmente dejan en la duda y zozobra al porrista, que termina por clamar: “¡yo le apuesto al que gane!”.

Asistimos ayer a una elección histórica, inédita, sí, porque nunca se había realizado.

Será en muchos años cuando tengamos la constancia, si esa historicidad, tiene como resultado un nuevo país lleno de justicia y honestidad, donde el que la haga la pague y el que la pague sea ejemplo para que nadie se atreva a robar, traficar, extorsionar, asesinar, maltratar a un semejante.

Serán muchos años también, tal vez menos, para saber si resultó todo lo contrario, y los peores presagios se cumplieron, todo y las exageraciones que circundaron la opinión de ambos bandos, porque muy seguramente no llegaremos al cielo, pero, así lo espero, tampoco al infierno.

Es muy usado en las redacciones de la nota policiaca, cuando algo grave sucede en un día a una o varias personas, empezar así: “en una tarde para el olvido”.

El hecho es que ayer, pese a los esfuerzos de sus promoventes, los comicios judiciales están en ese rumbo del olvido, pero no sus consecuencias. Las habrá y fuertes, para bien o para mal.

Porque sin duda la historia que hoy empezamos es otra. No de perdición, porque el antiguo sistema judicial padecía de terribles problemas de corrupción, de negligencia, de atrasos en solución a casos. Pero era perfectible, si hubiera existido voluntad política.

Ahora es otra historia, porque no es perfectible lo que se acerca a lo perfecto, gracias a la decisión, siempre así se dice, del pueblo, de las mayorías. Y cuando las mayorías se inclinan hacia un lado del camino, no hay forma de que alguien pueda hacerles entender que se equivocaron.

Buen camino a todos. Esta historia empieza hoy.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx

X: @JavierEPeralta

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