13.6 C
Hidalgo
miércoles, octubre 1, 2025

Bolsitas de arroz para sostenernos

Más Leídas

Espejos de la realidad

No se les ve el rostro. Llevan cascos, chalecos, armas largas. Podrían ser soldados en una operación militar, pero no: son agentes de ICE entrando y saliendo de edificios de Chicago. Cumplen órdenes, lo de ahora y lo de siempre.

En algunos videos aparecen ciudadanos aplaudiéndoles. Les gritan que gracias, que están defendiendo a la nación. Para ellos son héroes. Para lxs otrxs, quién sabe, no importa. 

Chicago se parte. Arriba, la ciudad que se muestra: parques cuidados, festivales de otoño, infancias en columpios y banderas colgadas en las ventanas. Todo parece funcionar con normalidad. Abajo, la secrecía: el timbre que suena a cualquier hora, la redada en la madrugada, las familias que desaparecen de un día a otro.

Esto nunca se trató de una política migratoria. Es una política de borrado. El lenguaje que ocupa la silla presidencial lo deja claro: alimañas, pestilencia, inmundicia. No merecen estar aquí. Su lógica es simple: o te chingas o te jodes. Pero en la práctica, ni se chinga: solo jode.

Hoy, caminando, me encontré con otra escena. Una caja de madera clavada sobre un poste, a la orilla de un jardín. Dentro había arroz en bolsitas transparentes, latas de frijoles y de verduras. Había también un papel cuadriculado, escrito a mano: “Si necesita ayuda debido a una detención de ICE, llame…”. El número telefónico de la coalición de inmigrantes y refugiados de Illinois, sostenido con cinta en la repisa. No era un gran gesto, no era un manifiesto político: era un mueble improvisado, casi vacío, con esa promesa mínima de auxilio.

Me quedé mirando esa caja como si fuera una respuesta en clave baja a todo lo demás. Afuera, la ciudad que aplaude a los hombres armados; adentro, el recordatorio de que la supervivencia también se teje con papeles doblados y arroz repartido. No son equivalentes, no compensan lo otro, pero ahí están.

Entre la violencia oficial y las trampas del lenguaje, la ciudad todavía se sostiene en esas pequeñas grietas. Llamar a un número escrito en papel, tomar una lata, dejar otra. Gestos casi invisibles frente al ruido de las redadas. 

Autor