UN ADULTO RESPONSABLE
“Como si fuera el principio de un largo final, no sé;
acaba de llegar pero ya pilla el compás, no sé”
Para quedarte – El Kanka
Ayer soñé que me habías elegido, que te habías quedado, que de alguna forma te había convencido de que lo nuestro tenía futuro. Nos soñé en el día de compras; primero íbamos al mercado tempranito (cosa rara porque siempre has sido una floja), y la gente nos saludaba con familiaridad, supe que esa ya era la rutina. Después de quejarnos de lo caro que está todo y de hacer un par de chistes sobre la inflación, nos comimos unas quesadillas y las combinamos con una agüita de limón.
De pronto ya estábamos en Soriana, yo siempre pensé que seríamos hijos de Mamá Lucha, pero no. Fue un gusto verte acumulando puntos y usando los cupones digitales para lograr descuentazos, no sé para qué necesitaríamos tres shampoo pero Julio Regalado hizo de las suyas y aprovechamos la “gran oportunidad”.
Dejamos las cosas en la casa, una muy bonita, chiquita pero llena de ventanas (eso también debido a tu influencia, seguramente) y ¡teníamos un gato! Uno negro con el pelo de diva, que por lo visto nos quería mucho porque ronroneaba seguido cuando estaba cerca. Quizá por eso o porque verdaderamente era feliz, y cómo no serlo, si lo alimentábamos con sobres de “Félix”. Nos iba bien, al parecer.
En la tarde fuimos al cine, ofrecían una de las que nos gustaban a los dos, no mucha acción, no mucha comedia, pero sí algo de amor heterosexual. Una comedia romántica para variar. Nos reímos, reflexionamos, lloramos un poco, nos tomamos los ICEE rápido y las palomitas despacito con salsa; al final te dije que ya nunca harán una siquiera parecida a “One Day” y coincidiste.
El día terminaba y me puse a ver el fútbol mientras tú adelantabas algo de trabajo. Para mí fue el día perfecto y pensé que lo había sido para ti también, pero aunque parecía que sí, algo en mi interior me decía que no.
No era la rutina, no era mi carácter o lo que hacíamos, simplemente no eras feliz y lo pude ver a través de una mirada. Afortunada e irónicamente, cuando al final pude conciliar el sueño después de tantas cavilaciones, desperté.
Agradecí a Dios la oportunidad de que fuera mentira, porque prefiero mil veces la cruda realidad de un mundo en el que no te tengo, a un sueño utópico en el que por forzar las cosas te hice infeliz.
Ojalá que alguien te siga los pasos, te complemente de verdad, te permita seguir tus sueños sin estorbar pero sí con un compromiso de resolver cuando algo en el camino te estorbe. Yo mientras tanto estoy contento de saberte tranquila y ver de lejitos que intentas encontrar tu camino en el mundo y ser feliz.
Aunque fue bonito ver la rutina, sentirme dichoso, imaginarme cosas de hombre casado y desear una vida a la que aspiro desde hace algún tiempo. Un sueño agridulce, diría yo.
Nota: Nada que ver con la columna, pero tengo que sacar esto de mi pecho: Una verdadera porquería es el ajedrez gigante del Parque Cultural Hidalguense, porque aparte de no ser funcional, es un gasto innecesario para mi gusto. Cada vez que lo veo me da más coraje y es peor cuando veo que las fotos ahí sí que salen padrísimas.