LAGUNA DE VOCES
No sé si usted que me lee, vio la película “Ánima Trujano (El hombre importante), protagonizada por el actor japonés, Toshiro Mifune, y dirigida por Ismael Rodríguez, estrenada hace 64 años y que ganó fama por la escena en que el aspirante a ser mayordomo del pueblo, sube a un cerro para vender su alma al diablo, porque ese honor, la mayordomía, solo se concedía al hombre más rico y respetable.
Ánimas no era ni rico, ni respetable. Pero la primera cualidad, reflexionó, podía conseguirla si entregaba su alma al mismísimo demonio, por lo que sube al cerro donde se supone aparecía el malévolo. Pasó toda la noche gritando a todo pulmón: “¡Diablo, te vendo mi alma! ¡Diablo, te vendo mi alma!”.
Finalmente se ve la escena en que regresa a donde lo espera su esposa, quien, apesadumbrada, porque da por hecho que Ánimas ya no es dueño de su alma, le pregunta si logró la venta, a lo que éste contesta desesperado: “¡A mí, ni el diablo me quiere!”.
Viene lo anterior a que, como nunca (o como siempre, de acuerdo a su óptica), una vez más se insiste que está por llegar a la Tierra una gigantesca nave espacial alienígena, y que será asunto de horas para confirmar que no es el cometa 3I/ATLAS, el que viene como alma que lleva el diablo, sino un vehículo de origen extraterrestre, que con toda seguridad, al pasar por el cinturón de asteroides que hay en el sistema solar, y si de repente frena, cambia de curso y hasta pone intermitentes para no chocar, será prueba absoluta y definitiva de que, por fin, podemos afirmar que no estamos solos en el universo.
Así que tendremos que prepararnos para recibir tan importante visita, y nada mal estaría que como uno solo, subiéramos a los cerros más altos para darles la bienvenida y asegurarles que, como dice el ya casi refrán, aquí somos más los buenos que los malos, y que no sería mala idea que si nada más vienen de paso, nos hagan el favor de llevarse al Trompas, acompañado por su cuate del alma Putin, sin olvidar al primer ministro asesino de Israel, si quieren también pueden cargar con todos los dictadores de nuestro Continente, con los narcos y toda esa gente que podrían guardar en un planeta solitario hasta la eternidad.
El pequeño problema, es que nos pasemos toda la noche todos entumidos en el cerro, con mantas y porras en las que expresemos estar dispuestos a todo, con tal de no morir sin confirmar que un día llegaron los marcianos bailando el cha cha cha, y que, como Ánimas Trujano, bajemos todos cabizbajos, y a la pregunta de si los pudimos ver, simplemente expresemos: “¡A nosotros ni el diablo ni los marcianos nos quieren!”.
Pero conservemos la esperanza, que algunos juran a estas horas, que el 3I/ATLAS, que viene del espacio interestelar, puso direccionales cuando se acercaba al cinturón de asteroides de nuestro sistema solar, aunque nadie ha podido confirmar si fue para evitarlos o para cambiar el rumbo y salir presuroso del rumbo donde se encuentra La Tierra, el planeta donde vivimos.
Mil gracias, hasta mañana.
@JavierEPeralta