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miércoles, enero 15, 2025

Ángel, el ecuatoriano que por medio siglo ha dado forma a la cara del diablo

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Ha pasado medio siglo desde que Ángel Velasco se pusiera por primera vez una máscara de diablo durante la tradicional ‘Diablada de Píllaro’ (Ecuador), sin imaginar que eso lo convertiría en el artífice de la evolución y perfeccionamiento de la terrible y carismática cara del mismísimo Satanás.

Todo comenzó cuando debió alquilar una máscara para representar a Belcebú en la famosa ‘Diablada’, una mágica celebración catalogada como patrimonio cultural inmaterial, que lleva cada año a miles de diablos a bailar en las calles entre el 1 y el 6 de enero.

Se dice que la ‘Diablada’ comenzó en la época de la colonia, cuando los indígenas se vestían de diablos en repudio a las prédicas sacerdotales y al maltrato físico, económico y moral que recibían de los españoles.

También se habla de temas sentimentales y de disputas entre grupos de jóvenes pero -especulaciones a parte- Ángel quedó encantado con la tradición.

Y, al año siguiente, aferrado «al entusiasmo, el gusto y, sobre todo, la paciencia», elaboró su propia máscara, sin siquiera tener conocimiento del proceso, cuenta a EFE, al relatar que no avisó a sus amigos de que él la fabricó, por temor a que le digan que eso «no vale».

Tan poco sabía del proceso que, años después de su primera máscara hecha a base de papel pegado con engrudo, y decorada con cuernos de animales y otros artificiales, se enteró -por casualidad- de que otros lo hacían con un molde y, recién entonces, elaboró uno.

Vendió su primera máscara a un amigo, y aunque ha perdido la cuenta de cuántas ha hecho, recuerda con especial cariño que varias de sus primeras caretas se las compró el famoso y ya fallecido pintor ecuatoriano Osvaldo Guayasamín.

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