Desde su triunfo en la Eurocopa 1988 en otra edición celebrada en su territorio, que significó el punto final a la etapa de Miguel Muñoz como seleccionador español, Alemania encadena 36 años sin derrotar a España en partido oficial.
En el camino, momentos de gloria española: el tanto de Fernando Torres en la final de la Eurocopa 2008, el testarazo de Carles Puyol en semifinales del Mundial 2010 o un repaso, 6-0, en la Liga de Naciones.
Logró España convertir a Alemania de enemigo temible a selección presente en el camino de sus grandes logros. Con una cita como impulso a la gloria, en Viena, el 29 de junio de 2008, cuando se inició el periodo de dominio futbolístico español.
Primero de Europa, con el tanto con el que, 44 años después, Fernando Torres recogía el testigo de Marcelino; y posteriormente del mundo, con el testarazo de raza de Puyol al córner de Xavi el 7 de julio de 2010 que impulsaba el sueño español del Mundial en Sudáfrica. Los dos duelos en rondas eliminatorias, cayeron del lado de España.
En esos 36 años que recuerda el país germano desde que el destino cruzó el camino en cuartos de las dos selecciones que mejor fútbol están desplegando en la Eurocopa 2024, las únicas victorias alemanas se dieron en amistosos. Seis duelos oficiales, tres triunfos de la Roja y tres empates.
Hay que remontarse a 1935, en un amistoso disputado en Colonia, para encontrar el primer partido entre ambas selecciones. Se lo llevó España gracias a un doblete de Isidro Lángara (1-2), pero desde entonces pasaron 35 años y cinco enfrentamientos hasta que logró volver a superar a Alemania.
Fue en otro encuentro amistoso en Sevilla (2-0), cuando ya los germanos, en aquel momento Alemania Occidental, habían salido airosos del primer cara a cara en un Mundial en Inglaterra 1966, venciendo 2-1 en Villa Park remontando un tanto de Fusté con goles de Emmerich y Seeler.
Fue el mismo resultado que alimentaba la fama de ‘bestia negra’ española en el Mundial 1982. La derrota 1-2 en el Santiago Bernabéu con 90 mil espectadores y gradas abarrotadas, con un tanto final de Zamora que maquilló una dura realidad.
