El nuevo año viene definido por una tendencia clara: entrenamientos funcionales, coreografiados y capaces de adaptarse a la energía de cada persona. Las disciplinas que combinan técnica, precisión, música y bienestar se consolidan como el futuro inmediato del sector.
Métodos como el TRX Barre, Pilates, Ballet Fit, Stretching o Power Barre completan una oferta que responde a un mismo principio: moverse para sentirse mejor y trabajar aspectos que van más allá de la fuerza o la resistencia, como la postura, la flexibilidad o la movilidad, trabajando los músculos en conjunto.
Clara Verduch, fundadora de Club Barre, explica a EFE las disciplinas que marcarán este año bajo principios como el ritmo, la técnica y el bienestar, que si ya se buscaban durante los últimos años en entrenamientos popularizados por celebridades e influyentes se asientan en el día a día democratizándose.
El TRX Barre: de los Navy SEALs al estudio.
Uno de los deportes que despunta a finales de 2025 para ser protagonista en 2026 es el TRX Barre, que fusiona la esencia del método Barre con la fuerza en suspensión del sistema TRX. Su avance marca un cambio en la forma de entender el movimiento: menos rigidez, más control; menos impacto, más conciencia corporal.
Barre fusiona ballet, pilates y yoga en sesiones dinámicas donde la postura, la alineación y la flexibilidad se trabajan al ritmo de la música. Clara lo define como el pilar del estudio: “Siempre recomendamos empezar por Barre para aprender la técnica y entender el método”.
La expansión del TRX Barre no es casual. Esta práctica parte de la esencia del método Barre y la traslada a las cintas de suspensión, creando un entrenamiento que combina el trabajo consciente, la musicalidad y la precisión con una fuerza funcional que empieza desde la inestabilidad.
Su origen remoto se encuentra en los Navy SEALs, las fuerzas especiales de la Marina estadounidense, que necesitaban mantenerse en forma en espacios reducidos como barcos y submarinos. Randy Hetrick, exmilitar, adaptó correas de paracaídas para crear un sistema que permitiera entrenar mediante el propio peso corporal. Así nació el TRX.
En el ámbito del Barre, esa tecnología se transforma en una experiencia completamente distinta. “En el Barre, la barra nos ayuda; en el TRX, las cintas nos desayudan”, resume Clara Verduch. La frase sintetiza la esencia del método: la desestabilización obliga a activar el abdomen, la espalda y los músculos profundos de manera continua.
Ese reto convierte cada ejercicio en una demanda global que mejora la fuerza sin renunciar a la fluidez característica del Barre. El cuerpo aprende a sostenerse desde la inestabilidad, a alinearse y a fluir mientras la resistencia de las cintas multiplica la intensidad.
“Muchos llegan buscando un trabajo más intenso del tren superior o de la espalda”, explica Verdunch. “También lo escogen quienes quieren un `challenge´ desde el punto de vista del equilibrio y la estabilidad, porque el TRX Barre es más difícil a nivel de estabilidad que el Barre”.
La música guía los movimientos y la precisión técnica se acompaña de movilidad y estiramientos, algo que no siempre forma parte del TRX clásico. “En un entrenamiento puro de TRX se centran mucho en la fuerza, pero no tanto en la movilidad ni en los estiramientos”, detalla.
Entre los ejercicios más característicos destacan la silla adaptada al TRX y el puente de hombros con las cintas en los pies. Este último, explica, “permite trabajar el isquiotibial de una forma muy potente y complementa el entrenamiento de Barre, donde el cuádriceps suele tener más protagonismo”.
“Muchas personas, antes de apuntarse, me preguntan si lo van a poder hacer”, comenta Clara. “La realidad es que sí, porque cada uno regula la intensidad según su posición y su peso”. Ese carácter adaptable lo convierte en una disciplina abierta a cualquier persona que busque fuerza, control y estabilidad desde una perspectiva consciente.
Las disciplinas que arrasarán en 2026 comparten tres elementos: conciencia corporal, musicalidad y trabajo funcional. El auge del TRX Barre resume este enfoque: un entrenamiento que desafía al cuerpo, lo obliga a sostenerse en la inestabilidad y amplía la percepción del equilibrio.
El mensaje de fondo es claro: la fuerza ya no se entiende como rigidez, sino como control; no como impacto, sino como precisión. La nueva era del movimiento apuesta por entrenamientos que respetan al cuerpo, potencian su inteligencia y se adaptan a su ritmo.


