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¡Que paguen los estudiantes!

El Pequeño Timmy
5 Min de Lectura

EL PEQUEÑO TIMMY

Cuando las primeras generaciones de estudiantes de nivel universitario recibieron por primera vez la Beca Miguel Hidalgo y Costilla, les cayó de extraño que el primer depósito que se hizo fuera de un centavo, unos años después, con el error garrafal que cometió la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo (SEPH) que encabeza Natividad Castrejón Valdéz, ese centavo tiene una razón de ser, el de proteger a los estudiantes de cobros de comisiones por manejos de cuentas ya que ninguna de las cuentas BBVA que se abrieron, se ha quedado vacía hasta el momento. 

Ese centavo depositado en las cuentas de los becarios, ha sido un freno que la actual administración de la SEPH no supo poner…

Bajo el argumento de que en la pasada administración con el programa de becas Miguel Hidalgo y Costilla se habían detectado varias situaciones de presunta corrupción, mismos que quedaron en acusaciones sin fundamentos y sin responsables de ello, es decir que: si hubo corrupción en Hidalgo, los responsables tienen impunidad, pero si no la hubo, los que acusaron sin pruebas han quedado como mentirosos y embusteros. 

Emmanuel Flores Bermudez, Coordinador General de Becas, informó que habría mayor transparencia en la dispersión de estos recursos por lo que los beneficiarios ya no recibirían la beca en BBVA (la cuenta virtual que sigue con un centavo), y al contrario lo harían mediante una tarjeta Banorte, la cual se entregó personalizada con el nombre del estudiante beneficiado, esto, con el objetivo de que sólo él pudiera usarla. 

El problema es que una vez que la tarjeta Banorte fue entregada, los estudiantes sacaron el dinero y las dejaron vacías, y resultó que la SEPH decidió cambiar a una aplicación virtual denominada “Broxel”, sin avisar nunca, que los alumnos tenían que cerrar dichas cuentas o Banorte comenzaría a cobrarles comisiones por haberlas dejado vacías, situación que ha afectado a por lo menos 4 mil beneficiarios que ahora tienen que pagar las comisiones acumuladas. 

Pero la historia no queda ahí, sumado a las comisiones que deberán pagar los beneficiarios de esa primera edición de la Beca para la Transformación (porque también le cambiaron el nombre, ya no fue Beca Miguel Hidalgo) ahora viene lo fuerte, la empresa Broxel, no cuenta con cajeros automáticos propios o sucursales, es una aplicación virtual que no permite hacer transferencias y la única forma de retirar el dinero es en un cajero de algún banco con comisiones que rebasan incluso los 150 pesos. 

Es decir, que los becarios deben MOCHAR su beca cada vez que quieran disponer de efectivo. No volverán a ver su beca completa como en la tarjeta que se quedó con un centavo que nadie puede retirar, mientras Broxel genera ganancias a quienes contraten este servicio de manera “corporativa” ya sea para pagar a sus empleados o bien para dispersar recursos como las becas. 

Bien decía la abuela: “No hagas cosas malas que parezcan buenas ni hagas cosas buenas que parezcan malas”, pero lo anterior nos pone a pensar: ¿Será que algún funcionario público está recibiendo comisiones por todas las cuentas Broxel que abrió para los estudiantes? ¿Dónde quedó la transparencia? Si dichas tarjetas ni nombres tienen, ¿no fue el argumento del uso de cuentas virtuales por el gobierno anterior con el que los funcionarios actuales aseguraron que se habían dado actos de corrupción?

Ahora, Emmanuel Flores Bermudez y Natividad Castrejón Valdéz están en esa misma situación. ¿Pues a quién se le habrá ocurrido la brillante idea dar becas que los estudiantes tienen que MOCHAR cada vez que desean disponer de efectivo?

Total, los funcionarios de la SEPH han dicho “¡que paguen los estudiantes!”. Mientras tanto, todos los estudiantes beneficiados que son más de 4 mil, según las propias declaraciones de Flores Bermúdez, se preguntan, ¿dónde está la Contraloría, dónde quedó la transparencia, dónde quedó la formalidad y las tarjetas personalizadas? Porque aquí sólo huele a corrupción.

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