18.6 C
Hidalgo
viernes, julio 18, 2025

Opinión de masas, el destino infausto de una sociedad

Más Leídas

RETRATOS HABLADOS

Los encuentros casi pugilísticos entre familiares, amigos o simples conocidos, son el pan de cada día cuando se toca el tema de la política en nuestro país. Se trata de un asunto en el que de ninguna manera puede haber consensos, y sí en cambio profundos desacuerdos, porque el otro es el que está equivocado, y seguramente es parte de la mafia del poder, o adorador pejezombi. 

Sin darnos cuenta hemos asumido el papel que tanto gusta a cualquier régimen, porque se nubla el razonamiento, y se asume el papel de la masa. “La opinión pública es una esfera circunscrita, una élite de ciudadanos (…) dotados de conciencia civil (…) que se basa en la argumentación racional, (…) en la fuerza del razonamiento, mientras que la opinión de masas se alimenta de la sugestión, de la demagogia, de la visceralidad (…) de la irracionalidad”, dice Renato Parascandolo, citado por Giovanni Sartori, en su clásico “Homo Videns”.

Estamos ciertos que no se puede estar en medio de los radicalismos, que para eso lo son, y que por lo tanto todos son “los otros”, que de ninguna manera buscan consensos, porque eso es asunto de “cobardes” y gente vendida al sistema, cualquiera que sea la definición que cada quien desee darle.

Priva una ignorancia constante sobre el hecho en sí, con bastante frecuencia regulada en estos tiempos, por multitud de información difundida a través de las redes sociales, y en donde existe todo, menos algún elemento que le otorgue veracidad. Ha crecido la mentira, y por lo tanto la desinformación.

Y lo que pulula es la opinión de masas, alimentada de comunicados falsos, hoy hasta con imágenes de personas que no son personas, o de personajes de todos conocidos, fruto de la inteligencia artificial.

Pero en el centro de todo, priva el fomento a los radicalismos, no aceptar posibilidad alguna de que el otro tenga algo, mínimo de razón. Y así caminamos desde hace tiempo en el sendero donde siempre serán “los otros”, responsables de todo mal, engendros del mal, sacerdotes de la injusticia.

Porque unos serán los puros, los que tienen como dogma y fe la verdad, y otros la mentira y la conveniencia. Y está claro que, en el otorgamiento de estas cualidades, van primero los que se las auto entregan, y ya desde ahí, dirigen centelleantes condenas a “los otros”.

El peor de todos los garantes de que a uno le asiste la razón, y al otro no, es que la “mayoría” le ha dicho que sí, que como él ninguno. Y lo que dice el autor citado es verdad: del razonamiento a que se acoge la opinión pública, se pasa a la sugestión, la demagogia, la visceralidad, y por lo tanto la irracionalidad, y en ese momento justo, es cuando ya somos parte de la opinión de masas.

Sería importante reflexionar, razonar, en torno al papel que deseamos desempeñar en estos tiempos, en torno a la necesidad de leer y releer a clásicos del pensamiento filosófico en libros de papel. Sería bueno no pedirle al ordenador que nos busque citas para propinarle una cachetada de seudo intelectualidad al que se cruce en el camino, y sí en cambio ir al librero, tomar un libro, y descubrir que, después de todo, el mejor remedio contra los radicalismos, es el pensamiento.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mxX: @JavierEPeralta

Autor