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lunes, mayo 19, 2025

Máscaras de madera, de artesano a maestro

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A sus 32 años de edad, Rafael Castillo Chávez, mejor conocido como “Rafita” en la comunidad de Carpinteros en el  municipio de San Agustín Metzquititlán, es uno de los maestros artesanos de las máscaras de madera en la región. A más de 21 años transcurridos desde que hizo su primera máscara, el panorama ha cambiado mucho, no sólo su técnica se ha perfeccionado, sino que también ha sido el maestro guía para varios de los jóvenes que han seguido su camino.

“En forma, llevamos 16 años de trabajar en el taller de forma profesional,  se fundó en el 2009 y poco a poco hemos ido avanzando. Como usted tendrá conocimiento aquí en la región es muy  sonado el carnaval, a nosotros nos gusta el baile, la fiesta, y por el gusto y la necesidad de hacer una máscara surge este trabajo”, explica el joven artesano, mientras realiza una máscara que un cliente le encargó, mira a momentos la hoja de papel en la que está impresa la imagen que en unas horas se materializa como un rostro hecho de madera y enseguida, con ayuda de sus herramienta, el tronco de pemuche comienza a tener forma. 

“Comencé como un pasatiempo, como un juego, porque eran piezas pequeñas. Comencé con la corteza del pino o del ocote con cáscaras, y ahí les daba forma y poco a poco. Entonces un albañil, que trabajaba en esos días aquí de nombre Manuel Cruz, se dio cuenta y me trajo el primer tronco de madera de colorín y ya sobre eso tallé una máscara. Una máscara de unos 20 o 25 centímetros  y de ahí poco a poco con la práctica se fue perfeccionado”. Agrega el maestro, mientras sus ayudantes, empleados y aprendices, realizan diversas labores, algunos les ponen cuernos de animales o resina a las máscaras, otros las lijan, hay quienes han comenzado a esculpir los rostros, y algunos más se encargan de cortar los troncos, incluso la familia participa en la labor de lavar y peinar las colas de caballo que se convertirán en cabellos y barbas para las máscaras. 

El trabajo no se detiene, y conforme se acerca la fecha para el carnaval, este incrementa, por lo que mientras Rafita habla para Diario Plaza Juárez, las manos de sus acompañantes continúan su trabajo, “se selecciona más que nada la madera, que los troncos no tengan casi nudos y de ahí posteriormente se talla la idea, como ustedes ven aquí, sobre una imagen que me trajeron. Una vez  tallada se pasa a una hornilla donde se seca porque la madera se trabaja en verde. Se seca y después se lija y se arma. Por ejemplo, aquí lleva cuernos”, dice mientras muestra a Diario Plaza Juárez el trabajo que realizan en el taller. 

Las máscaras que se realizan en el taller del maestro Rafael Castillo, son variadas, desde las tradicionales que son viejos y animales, hasta las que se piden por encargo específico del cliente: “Hay una máscara de un Quetzalcóatl que está un poquito grande, hay una máscara de un duende que se realizó con un sombrero con cartas, un diablo con unos cuernos grandes y de lo más reciente de este año fue un payaso que se sacó con una cascada de luces arriba, esa iluminaba toda la parte de arriba y también se veía padre, hay que ponerse al día y hay que innovar”, dijo.

De igual forma explicó que el costo de una máscara en su taller oscila entre los 350 pesos hasta los 10 mil pesos o incluso más cuando se trata de un trabajo mucho más complejo o requiere de accesorios más costosos.

El taller no sólo es un espacio de trabajo para el artesano, sino que se ha convertido en un lugar de enseñanza y aprendizaje para varias personas, incluso algunas de estas han comenzado sus propios emprendimientos, lo que ha contribuido a que nuevas generaciones continúen con el legado que da orgullo a toda la región. 

“Estas personas que están aquí se acercan a mi taller y se les da empleo y aprenden algo, y creo que tarde o temprano les va a servir también porque de aquí han salido tres personas, tres mascareros, el estilo que tengo lo van reproduciendo, hay otros dos o tres talleres que ya llevan mi estilo y eso es bueno, es mejor salir todos adelante”, explica Rafita Castillo.

De igual forma, expresó que de planta se cuenta con tres empleados, sin embargo en tiempos de carnaval a veces rebasan los 10, además de los empleos indirectos que se generan como son los proveedores de cuernos de animales, de cuernos de resina, de madera o colas de caballo, además de los empleos que se generan con las personas que hacen los trajes para completar el disfraz para el carnaval. 
Aunque en el taller se tiene mucho trabajo en materia de máscaras, también se realizan esculturas, imágenes de madera en alto y bajo relieve, santos y animales, por lo que el trabajo en el taller se desarrolla todo el año. Si quieres conocer un poco más del trabajo de Rafita Castillo, no te pierdas el reportaje “Rostros de madera, las máscaras de San Agustín Metzquititlán”, que puedes consultar en nuestro canal de Youtube Plaza Juárez TV o en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=7AvR9EWqLxY, así como las entrevistas que se han realizado a otros maestros artesanos de la región.

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