Entre encapsulamientos de numerosos miembros de la Policía local y negocios completamente tapiados, cientos de mexicanos salieron a las calles del sur de la Ciudad de México este domingo para visibilizar, una vez más, que los efectos de la gentrificación están despojando a los ciudadanos de la posibilidad de comprar una vivienda de aunque sea “60 metros cuadrados”.
“Conseguir una casa va a ser imposible para mi generación, con un trabajo normal que tiene cualquier persona -aquí en la Ciudad de México- no voy a poder juntar los 3 millones y medio de pesos para comprar una casa de 60 metros cuadrados, chiquitita, donde pueda vivir el resto de mi vida o para que mis hijos puedan tener algún futuro”, defendió Arturo, un joven que marcha para que termine “la desigualdad” en su país.
En esta segunda marcha, decenas de activistas y colectivos, se alejaron de la Roma y la Condesa para encontrarse esta tarde en la alcaldía de Tlalpan, punto aledaño al poblado de Santa Ursula Xitla, donde se ubica el megaproyecto residencial Fuentes Brotantes 134, el cual ha amenazado la conservación ambiental y social de la zona.
La realidad, aclaró, es que el Gobierno mexicano está dando “facilidades” a los extranjeros y “las industrias inmobiliarias”.
Medidas insuficientes y excluyentes
Para paliar la demanda ciudadana generada en la movilización del 4 de julio, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, presentó 14 acciones contra la gentrificación con el objetivo de regular los precios de la vivienda, frenar desalojos y garantizar el derecho a la ciudad.
Sin dudarlo un segundo, Arturo sostuvo que “ninguna medida va a ser suficiente mientras persista la desigualdad que tenemos en esta ciudad y en este país”.
“Los ricos tienen el dinero para comprar todas las casas que quieran y cobrar hipotecas o rentarlas a precios exorbitantes a quienes quieran, aunque construyan más casas no va a ser suficiente para todos los que las necesitamos, más bien hay que controlar a toda esa gente de clase alta”, apuntó.
Sin regulación no hay Mundial
A lo lejos pero con fuerza se escuchaba la consigna: “Queremos vivienda, el mundial no nos importa”, y es que la Ciudad de México será anfitriona de la Copa Mundial de fútbol del próximo 11 de junio -en conjunto con Estados Unidos y Canadá-; un evento que disparará el turismo a nivel nacional.