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lunes, marzo 31, 2025

Los privilegios que siguen en Hidalgo 

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EL PEQUEÑO TIMMY

Lo sucedido el pasado fin de semana con la volcadura del exdiputado Alejandro Enciso  Arellano, sin duda, suma a la percepción de un estado de impunidad, de ausencia de justicia y sobre todo de que la ley es de quien puede pagarla, un estado corrupto, con instituciones frágiles, con elementos policiacos que se han convertido en marionetas de altos mandos de corruptela y más. 

De pena ajena el video que se hizo viral en las redes sociales en dónde queriendo vender una imagen de “ciudadano responsable” pone fecha y hora para entregar su vehículo en el corralón como debió ser el pasado viernes cuando por una imprudencia se volcó en la carretera Pachuca-La Estanzuela, sin embargo, el privilegio del político hidalguense permitió que se fuera tranquilamente a su casa y de no haber sido por un “chismoso” que vio todo y capturó algunas imágenes, este acto de corrupción y trato preferencial por parte de la policía se hubiera consumado. 

El diputado viene a explicar, ni siquiera a pedir perdón,  viene con cara de gato de Shrek y tono de Peña Nieto a explicar que “como ciudadano responsable” meterá su camioneta al corralón, como si estuviera haciéndole un favor a la sociedad, pero no es de extrañarse esa actitud, que forma parte de los cuadros que parece que les daban en el PRI, sobre todo a quienes se fueron del partido cuando vieron la tormenta. 

Cómo olvidar el caso de Eleazar García Sánchez, quién tras reconocer la falta de unos cuantos millones al erario público, dijo “pues sí fui yo y cóbrese”, esta actitud y la de Enciso Arellano es la misma, de prepotencia, de lobos disfrazados de corderos que buscar limpiar su imagen “asumiendo” una responsabilidad que debieron asumir en su momento y no cuando ya tenían la soga en el cuello. 

Lo sucedido el pasado viernes, refleja el estado de protección, de complicidad, de encubrimiento, de contubernio entre los que ahora que se supone son diferentes, actúan igual o peor que los que antes, y los políticos que aunque no sigan vigentes en el escenario público aún conservan poder y privilegio que les puede permitir voltearse e irse a casa a dormir, asesinar a alguien y abandonarlo en el lugar de los hechos y salir de prisión, robar al erario y salir como si nada, etcétera. 

Otra cosa es el actuar de Jorge Reyes, quien parece que está más concentrado en promocionar su imagen, en organizar faenas en las que incluso obligan a funcionarios de dependencias estatales a participar en poner orden en el municipio que deseó tanto para gobernar. 

Digan lo que digan, falta mucho para que la Cuarta Transformación llegue a Hidalgo, cuando no es un funcionario, es alguna diputada, cuando no es un secretario ya fue un junior, y cuando no es alguien involucrado en la administración pública es un político en la banca el que provoca la crisis que parece que busca reventar un sólo perfil, el de Julio Menchaca Salazar, y lo peor de todo es que en redes sociales no se habla de negligencias del equipo, no se hacen señalamientos particulares a uno u otro secretario, la grilla ha comenzado a replicar mensajes e imágenes que  dicen “Revocación de mandato”.

Este tipo de situaciones así como el privilegio y la impunidad que hasta ahora gozan los funcionarios de Omar Fayad, señalados por el gobierno nuevo, ponen en una encrucijada a Julio Menchaca Salazar, quien aún con todas las ganas y esperanza de transformar Hidalgo para convertirlo en potencia, nada más no va a consolidar su proyecto por falta de un equipo sólido y de aliados que en lugar de encubrir delincuentes deberían estar sumando a la construcción de una mejor entidad. 

Quisiera ser político, aunque sea de esos que están en la banca, nada más para tener privilegios que la gente común y corriente no puede pagar, sobre todo ese que se llama justicia y que hasta el momento es el que se cotiza con mayor valor en la bolsa hidalguense de la corrupción.

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