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Los olvidados: los migrantes en la era de Trump 

Mariana Peralta Zamora
4 Min de Lectura

ESPEJOS DE LA REALIDAD

“Cuando México envía a su gente, no está enviando a los mejores. […] Están trayendo drogas. Están trayendo crimen. Son violadores” (Time Magazine, 2015). Esta declaración sintetiza perfectamente la visión del candidato republicano, Donald Trump, sobre la migración. Las políticas migratorias impuestas por su gobierno han servido para enmascarar el odio como justicia, el racismo como estrategia y la xenofobia como precaución.

El martes 05 de noviembre, se realizarán las elecciones presidenciales en Estados Unidos, donde el candidato republicano, Donald Trump, se enfrentará a la política demócrata, Kamala Harris. No podemos negar que tanto el Partido Republicano como el Demócrata, han impuesto redadas de deportación y una militarización de la frontera sin precedentes. Sin embargo, ha sido el ex presidente Trump, quien ha utilizado la figura de los inmigrantes como estandarte de su retórica política.

De acuerdo con Abril Páez, directora de Incidencia en ADRA México, y conocida en Instagram como @lamorradesastres, “el tema de los discursos llenos de xenofobia es que tienen un impacto directo en las olas de migración y en las caravanas migrantes”. Además, es muy probable que, con Trump, “las reformas a la política migratoria sean más restrictivas, haciendo que los albergues en las fronteras se vean rebasados en capacidad, lo que obliga a las personas en movilidad a vivir en situación de calle”.

Día a día, la retórica antiinmigrante se vuelve más fuerte. Las políticas de Trump, como la separación de familias, la construcción del muro fronterizo y las restricciones a las visas de trabajo, no solo tuvieron un impacto tangible, sino que también dejaron cicatrices psicológicas y sociales profundas en las comunidades afectadas. 

Esta no es una situación aislada; la misma narrativa se escucha en México con nuestros paisanos centroamericanos. El gran trabajo pendiente será mejorar las figuras de protección y el reconocimiento de derechos, reformar o eliminar los contenidos discriminatorios de muchas leyes y reglamentos, que impiden el disfrute pleno de los derechos humanos.

La hostilidad hacia los inmigrantes no se limita solo a las políticas visibles y audibles. Existe un impacto subyacente en las percepciones y actitudes de la sociedad. Los discursos de odio y las políticas discriminatorias no solo afectan a los inmigrantes directamente, sino que también fomentan un ambiente de miedo y desconfianza, creando una división aún mayor entre comunidades. Criminalizar su búsqueda de un futuro mejor, es una traición a nuestra propia esencia.

Es crucial entender que la migración no es solo un fenómeno económico o político; es un fenómeno profundamente humano. Las personas que migran lo hacen en busca de seguridad, oportunidades y una vida mejor para sus familias. 

La historia nos ha enseñado que las políticas de exclusión y xenofobia no conducen a la seguridad ni al progreso. Dejamos de ver rostros e historias, y los volvemos estadísticas vacías. No cuestionaremos cuando Trump y otros les llamen ‘animales’ a los migrantes, aceptando sin más la deshumanización.

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