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martes, mayo 6, 2025

Las mamás “postizas”

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UN ADULTO RESPONSABLE

“Ser adoptado significa crecer en el

 corazón de tu madre, no en su panza”

Frase de internet 

Él se enamoró perdidamente de ella, le decía “su Flaquita”, aunque en voz baja, porque todavía no se atrevía a invitarla a salir. Aunque no la conocía mucho, la veía siempre a la entrada de la escuela, siempre linda, siempre con esa mirada soñadora de maestra primeriza.

Un día, por fin, se atrevió a dar el primer paso: se peinó, se vistió elegante, compró unas flores y caminó con seguridad a verla y proponerle lo que anhelaba su corazón: una cita en el parque y que entrara en su vida, porque sabía perfectamente que la quería.

Sin embargo, ella ya tenía compromiso, el amor de su vida la esperaba en casa, todos los días, a cargo de sus abuelos. El pequeñín de solo cinco años robaba todos los espacios de ella, por lo que paró en seco los sueños de nuestro protagonista y le advirtió que su corazón ya tenía dueño.

Él, sin inmutarse, creyó siempre en el “paquete completo” (término que jamás usó en público) y se dedicó a conquistar a los dos de diversas maneras, pero la más importante siempre fue el gran poder de la atención.

Con el tiempo él se ganó el corazón de ambos y formaron lo que él quiso desde el principio: una familia feliz.

Por eso hoy quiero hablar de las personas que nos abrieron el corazón para querernos como hijos biológicos.

Yo perdí a mi madre muy joven, y antes me daba pena decirlo, pues no quería que la gente me viera distinto, me tratara diferente y, lo peor de todo, que sintieran lástima por mí.

Pero eventualmente me di cuenta que a much@s les había pasado. Nadie tiene comprada la vida, y el dolor de ya no contar con alguien cercano está presente en muchos hogares de nuestro país. Y, a la par de sentir empatía por los demás, aprendí a agradecer la fortuna de tener una mamá “postiza” en casa.

Espero que el término que ocupo no sea ofensivo, pero es que quiero describir no solo a las madrastras (como la que tengo yo, y a quien por cierto, no le gusta esa palabra) sino a todas aquellas personas que se encargan de cuidarnos y estar al pendiente, una vez que nuestra progenitora faltó.

Porque, de hecho, según mi experiencia, puede ser una tía, una hermana, la vecina, la abuelita, el papá, la nueva pareja… Un sinfín de personas que se toman el tiempo de tratar de suplir un papel tan importante en la vida de cada quien.

A la par de recibirnos y educarnos, que no es un tema menor, enfrentan problemas como: la falta de guía; los reclamos constantes de la familia postiza (y a veces la propia); el qué dirán a la máxima potencia y, muchas veces, la incapacidad de tomar decisiones, pues es su primer experiencia estando a cargo de otra persona.

Claro, el papel de madre es muy importante en este mes, pero hoy quiero honrar a las personas que sin obligación, nos hicieron un huequito en su corazón. Sacrificaron su tiempo, su trabajo, un espacio en su casa, su dinero o cualquier otra cosa que hiciera falta con tal de que ese dolor permanente no estuviera acompañado de la soledad.

Y así, sin importar la edad, trataron de sanar nuestras heridas, de limpiar nuestras lágrimas, de formarnos, de darnos un hogar. Por supuesto, las técnicas variaron, pero en todos los casos, esa era la intención principal. 

Pudieron sacarse el “paquete” de encima y aventarle la responsabilidad a cualquier otra persona, pero se aferraron a la responsabilidad por amor (a veces a nosotros, otras tantas a la persona con la que veníamos incluidos).

Por eso nuestro infinito agradecimiento y amor en este día, cercano a lo que representan, el Día de la Madre.

Nota: Recomiendo La Buena Mala Madre en Netflix, una joyita que me hizo llorar bastante.

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