FORO ABIERTO
El pasado sábado 26 de abril se celebró con gran entusiasmo popular, una edición más de la Fiesta de la Espiga en Tlaxcoapan, Hidalgo. Se trata de una fiesta pagana religiosa de las que abundan a lo largo del territorio mexicano, que a través de décadas, y tal vez siglos, siguen permaneciendo en el imaginario nacional, es decir, celebraciones donde se conjuntan las creencias que provienen desde tiempo inmemorial, y cuyas raíces se han transmitido de generación en generación hasta nuestros días.
Cada último sábado de abril se celebra la Fiesta de la Espiga en honor a la cosecha del trigo en la región de Tlaxcoapan hacia Tula de Allende Hidalgo, desde que se construyó el Molino de San Pedro, en esa población, que data desde finales del siglo XIX. Es probable que las familias campesinas hayan adoptado la celebración, como se realiza en muchos lugares por la cosecha del maíz.
Dejemos al historiador Javier Hernández Mógica, quien no solo ha seguido la observación directa durante décadas, sino que ha buscado las raíces profundas de la celebración y de los ritos paganos religiosos, que dan en la actualidad un gran festejo al que disfrutan no solo los pobladores de la región sino visitantes de todos los confines.
“La Fiesta de las Espigas tiene un sentido colectivo, promueve la conjunción de esfuerzos entre los vecinos, desarrolla la creatividad al proponer los adornos año con año; favorece la formación o consolidación de liderazgos, el sentido comunitario y la buena voluntad, entre otros, aunque no exento de algunos roces propios de la dinámica social. A partir de la década de los noventa, el recorrido tradicional de varios kilómetros cambió de ruta y favoreció la participación de vecinos de otras calles. La fiesta de las espigas es uno de los eventos sociales de mayor relevancia en la población al ser una tradición que mezcla cuestiones socioeconómicos y actos de fe”.
La Fiesta de la Espiga amalgama la celebración religiosa de adoración al Santísimo Sacramento, que es el cáliz o una copa, objeto sagrado que se usa en la iglesia católica para distribuir la Eucaristía, el cual en la población cumple cien años y por otra parte, la celebración pagana que proviene de los cultos a la naturaleza, algunos de carácter prehispánico en honor al cultivo y cosecha del trigo, por cierto producción muy venida a menos, lo que resalta es que se sigue celebrando actualmente con mayor intensidad.
De acuerdo con el profesor Hernández Mógica: “Algunos afirman que esta festividad se inició en el año de 1938, cuando el sacerdote español Francisco Campos, organizó a la población para tal efecto. En esta etapa de la tradición, algunos principales colaboradores fueron: Sr. Federico López, Carmen García, Dolores García, Benigno Martínez, Aaron García, y otros más. Por su parte, la revista América, en el año de 1956, informaba que los organizadores de la Fiesta de Espigas eran los integrantes de la Adoración Nocturna, y que en este año se registraron 800 adoradores en la procesión provenientes de varios estados de la República. La fiesta se complementaba con la celebración de matrimonios colectivos, y en ese año se casaron 153 parejas en la iglesia de San Pedro Tlaxcoapan”.
“Esta celebración la encabeza un carro alegórico con el Santísimo de la iglesia de San Pedro, resguardado por varios clérigos. A su paso, además de una gran cantidad de feligreses y visitantes se encuentran portadas de trigo con luminarias y flores; arcos triunfales cuyo diseño inicial fue del Sr. Leovigildo López Fuentes, y cuya tradición familiar continúa. Así como vistosos tapetes de aserrín con motivos religiosos que colocan los pobladores en el último sábado de abril, inspirados en las creaciones de otras celebraciones como la de Huamantla Tlaxcala; a nivel local el Sr. Pascual San Nicolás es uno de los más entusiastas continuadores de estas figuras.
«Complementan la escena, cuadros humanos relacionados con pasajes bíblicos, los cuales agrupan a integrantes de una o más familias, adornos de flores, de espigas, pinturas con motivos religiosos, los cuales avivan la fe de los católicos. Y durante el recorrido pueden observarse vistosos juegos pirotécnicos que acompañan y adornan el paso de la procesión”.
La Fiesta de la Espiga de Tlaxcoapan, por ser una festividad que reúne el sincretismo cultural auténtico, aceptado popularmente, merece ser conocida y apoyada por el presupuesto de Turismo y Desarrollo Económico.