RETRATOS HABLADOS
El próximo 5 de septiembre, el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar, llegará a la mitad de su mandato, el primero no emanado del Revolucionario Institucional, que gobernó la entidad por 93 años consecutivos. Ese mismo hecho marca un momento histórico para los hidalguenses por dar pie a la alternancia en el ejercicio del poder.
Tres años sin duda complicados, con un instituto político como Morena, todavía en proceso de consolidación, y una fragmentación complicada de las fuerzas que lo impulsaron, y que hoy pareciera preparan un bloque opositor hacia su interior, con la consabida tesis de que los únicos “verdaderos izquierdistas” son ellos, y solo ellos.
Menchaca Salazar, quien dejará la primera magistratura en el 2028, decidió apostar por una administración centrada en la ejecución de obras tal vez no espectaculares, pero vitales para los hidalguenses, la atracción de empresas y así crear nuevos polos de desarrollo industria y tecnológico, igual que propuestas al gobierno federal con el objetivo fundamental de terminar con una injusticia histórica que solo quitaba recursos a Hidalgo, y a cambio no le daba nada.
La respuesta de la presidenta Sheinbaum ha sido positiva, y la construcción, que ya se realiza, del Tren que irá de Buenavista al AIFA, y del AIFA a Pachuca, es una primera muestra de buena voluntad hacia una entidad que parecía condenada, a ser siempre el patio trasero de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Habría que agregar la elección Zapotlán y la región Tula, para la instalación de dos polos de desarrollo, que pudieran ser, por fin, el detonante para perfilar a la entidad hidalguense como un centro de desarrollo industrial, tecnológico, y por supuesto de trabajo.
El gran problema, sin embargo, se ha centrado en quienes pretenden, a toda costa, impulsar un proyecto local de grupo, que les permita agenciarse, por la buena o por la mala, el poder en las siguientes elecciones con la bandera de Morena, ante una oposición raquítica que no ha podido consolidar una nueva propuesta política.
Es dentro del morenismo, donde priva un sentimiento de revancha por razones explicables, pero no explicadas, entre las que por supuesto debe observarse una ambición de quienes están seguros, deben ser impulsados, como mínimo, a cargos de elección popular federales o, por lo menos, recibir notarías o canonjías de ese tipo.
Al gobernador Menchaca Salazar, lo avala, sin embargo, el crecimiento sostenido en la generación de empleos, la consolidación como polo de desarrollo, la construcción en marcha de obras de conectividad, y, por supuesto, un interés real de la federación para terminar con una injusticia histórica que lo había dejado en el patio trasero de sus proyectos.
Hay complicaciones en seguridad sin duda alguna, y el que no estemos igual que otras entidades de la República, de ninguna manera puede representar un consuelo.
Pero hay un reconocimiento a la situación, y por lo tanto una posibilidad real de encontrar el camino de la solución, o de evitar se incendie la entidad en esa materia.
Sin el apoyo del gobierno federal resultará imposible, pero sí hay soporte en ese sentido, y por el bien de todos, esperemos continúe y se incremente.
De cara a la mitad del camino, es de esperarse que el siguiente año, y parte del penúltimo, se consoliden los proyectos económicos para un estado como Hidalgo, tan necesitado de ofrecer buenos trabajos a sus jóvenes recién egresados de sus universidades. Es de esperarse también, que los que a toda costa han pretendido consolidar un poder dentro de partido político oficial, muestren su verdadero rostro y permitan exista una verdadera oposición política, siempre necesaria aquí y en todo el país.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
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